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Nacionales PP.Catalans :: 06/12/2003

Barcelona: Inminente desalojo del CSOA La Hamsa

La Haine - Barcelona
Convocatorias urgentes, una carta, un artículo explicativo y un dossier informativo, desde el CSOA La Hamsa.

Convocatorias - movilizaciones del mes de diciembre:

- 13 diciembre durante todo el día en plaza se Sants,
jornada antiespeculativa, con actividades y punto de
información del csoa Hamsa.

- 20 de diciembre MANIFESTACIóN, a las 6 en plaza de
Sants, Aturem el desallotjament del csoa Hamsa.

- Y todos los jueves desde las 7 de la tarde, taller
de pancartas en la Hamsa, y punto de distribución de
carteles y panfletos.

www.csoa-hamsa.tk


Carta - CSOA La Hamsa

El centro social okupado y autogestionado Hamsa, en el barrio de Hostafrancs de Barcelona está otra vez EN PELIGRO DE DESALOJO. Los nuevos propietarios, una inmobiliaria llamada Cabrero Dos S.L. interpuso en el mes de septiembre una denuncia por la ley hipotecaria que ha terminado con una sentencia desfavorable para nosotros. Aún no hay fecha para la ejecución de ésta pero creemos que no va a tardar mucho. El juicio ni se celebró, ya que el juez nos pedía una caución previa a la defensa de 6000 euros. Como no podíamos ni queríamos pagar esa cantidad, no pudimos ni abrir la boca y el juez dictó sentencia en menos de cuatro días.

La defensa de éste y todos los centros sociales, así como de nuestras ideas tiene que ir por la vía de la calle y de la solidaridad de toda la red de colectivos de Catalunya y de todo el Estado.

Con esta carta os queremos por un lado, informar de la situación actual y por el otro, animar a que difundáis el conflicto en vuestros barrios, aldeas o ciudades.

Los colectivos o personas que estén más cerca pueden pasarse por la Hamsa a recoger carteles para pegarlos por ahí, a hablar con nosotros y a darnos ideas.

Os invitamos a llamar y enviar faxes de protesta a ayuntamiento del distrito de Sants, a la inmobiliaria y al juzgado.

Tlf. Cabrero Dos S.L.: 932064300
Fax inmobiliaria: 932064303
e-mail: llonch (at) llonch.com

ento: 934027000
Consejo municipal Sants-Montjuic: 934027000 y solicita que te remitan al fax: 932916303

Jutjat Primera Instància 39 Barcelona
Via Laietana, 2 .º planta
Tel. nº: 932304586
Fax nº: 932304654

Mira también:
http://www.csoa-hamsa.tk


Necesarios espacios como La Hamsa

La antigua fábrica de la Hamsa se ocupó en el mes de marzo de l año 96, dos meses antes de la entrada en vigor del nuevo Código Penal. Se trata de una gran finca dedicada a la actividad siderometalúrgica, que se encontraba en total abandono desde el año 92. De su enorme extensión decidimos rehabilitar una pequeña parte para poder darle uso de vivienda y de centro social. En este tiempo han sido muchos los colectivos y personas que han buscado entre estas paredes un lugar de reunión, de encuentro y de autogestión para sacar adelante proyectos de crítica al sistema imperante, de difusión de realidades silenciadas, de intercambio de conocimientos... un lugar desde el que articular y canalizar el rechazo a las instituciones, al poder, a las leyes, a la cínica normalidad en la que nos ha tocado vivir.

A finales del mes de septiembre, el Juzgado nº 39 de lo civil de Barcelona nos hizo llegar al csoa Hamsa una nueva demanda judicial, interpuesta esta vez por la inmobiliaria Cabrero Dos S.L., nueva propietaria de la finca donde se ubica nuestro espacio. Después de más de seis años de proceso judicial con la antigua propiedad, la familia Leprevost, y de que el juez que llevaba el caso decidiera archivarlo, ésta última vendió la finca a la antes mencionada promotora inmobiliaria, que por otro lado, se constituyó prácticamente al mismo tiempo que la compra, demostrando una vez más que si se tiene dinero y pocos escrúpulos cualquiera puede sumarse a la explosión especulativa que vive Barcelona.

En la demanda, Cabrero Dos exigía que se le devolviera la posesión de una finca que nunca ha poseído, mediante la aplicación del art. 41 de la Ley Hipotecaria, donde lo único que se pone en cuestión es la titularidad de la propiedad, sin poder entrar a valorar el uso social y colectivo que durante siete años y medio le llevamos dando a este espacio. Se trata de un proceso donde no tenemos defensa jurídica posible. El juicio, con fecha para el pasado 18 de noviembre, no se celebró. En las cuestiones previas, el juez debía pronunciarse respecto a la caución (por daños y perjuicios), que teníamos que pagar a la parte demandante. Ésta demandaba 6.000 euros y al juez le pareció un buen precio. Nosotr@s, evidentemente, no podíamos ni estábamos dispuest@s a pagar esta cifra, así que directamente el caso pasaba a estar visto para sentencia, sin ninguna posibilidad de abrir por parte de la asamblea de la Hamsa. La resolución del juez no tardó ni cuatro días en llegar: nos echan. Todavía no hay fecha de ejecución pero creemos que será pronto. Por nuestra parte hemos interpuesto un recurso a la Audiencia Provincial, pero puede que la sentencia se ejecute antes de que la Audiencia se pronuncie.

No ha sido un hecho inesperado. Por un lado, se han iniciado todos los trámites sacar adelante el PERI de Hostafrancs, que se ha de aplicar a la finca donde se encuentra el centro social. Como en tantos otros puntos de la ciudad y del barrio, el Ayuntamiento pretende imponer una reforma urbanística sin escuchar en ningún momento a quien la ha de sufrir directamente. En este caso el Distrito ha vendido la operación en forma de zona libre ( una plaza dura), y la construcción de 36 viviendas y un aparcamiento de dos plantas bajo toda la plaza, como compensación para que la inmobiliaria ceda posteriormente la titularidad del suelo a la municipalidad. De esta manera, el ayuntamiento intenta no mojarse al hacer desaparecer uno de los pocos espacios sociales no institucionalizados que tiene el barrio, convirtiendo la situación simplemente en un conflicto entre propietarios particulares y ocupantes.

Por otro lado, la Asociación de Vecin@s de Hostafrancs ha actuado desde que nos reapropiamos de la Hamsa, y en estos últimos meses de forma más insistente, como un autentico satélite del Distrito, presionando a todas las instancias que ha podido (judiciales, administrativas y vecinales), con tal de que nos echen; negándose sistemáticamente a dialogar sobre una solución que permitiera coexistir en un espacio libre de uso comunitario (plaza, parque, o lo que l@s vecinos decidiésemos) con el edificio que okupamos. Nosotr@s hemos defendido siempre esta postura. Ahora bien, nos oponemos a la construcción de un parquing, que además de ser incompatible con la existencia del centro social, responde únicamente a la transformación a la que están sometiendo al barrio las instituciones municipales: aumento de la capacidad del barrio para absorber la llegada de vehículos para favorecer proyectos como la ampliación de la estación de Sants, el centro comercial de la plaza de Las Arenas y la apabullante aparición en la carretera de Sants de locales de grandes cadenas comerciales en detrimento del pequeño comercio. Estos proyectos evidencian la apuesta por concentrar una actividad económica elitista, confrontada por definición con un barrio donde las personas y lo comunitario sea lo prioritario.

Por último, esta nueva denuncia sobre la Hamsa no llega como un hecho aislado; en estos últimos meses se han reactivado los procesos judiciales y las amenazas de desalojo sobre gran parte de los centros sociales de los que nos hemos reapropiado durante estos últimos años en Barcelona y su área metropolitana (Ateneu de Viladecans, Ateneu de Cornellá, Kasa de la Muntanya, Les Naus, Can Masdeu...). Las instituciones están decididas a no permitir la existencia de espacios que escapen a su control, desde los que intentamos construir cotidianamente discursos y prácticas antagonistas y críticas con las relaciones de dominio y explotación que el sistema imperante y las propias instituciones fomentan. Parece que la operación de maquillaje del Fórum 2004, aun siendo de las culturas, por la paz y el diálogo, no es compatible con las voces disidentes que denuncian que ni vivimos en una democracia, ni el capitalismo por mucho que se lave la cara puede ser compatible con la justicia social, ni Barcelona es una ciudad tan plural y abierta como PSC, ERC y IC, actuales gobernantes municipales, nos quieren hacer creer.

Nosotr@s mientras tanto seguiremos adelante con nuestros proyectos, desde una perspectiva autogestionaria, asamblearia y autónoma, haciendo de altavoz y participando de las luchas sociales y políticas de nuestra ciudad: al lado de l@s pres@s, de l@s represaliad@s de Torà, de Valencia, de Salónica, de Terrasa, de Barcelona, de l@s antifascistas encausad@s por los 12 de octubre; denunciando la ley antiterrorista, la ley de extranjería, la ley penal del menor, la criminalización sistemática de la pobreza y de la disidencia, el fascismo económico e institucional; construyendo alternativas al patriarcado, al capitalismo, a la democracia autoritaria y de mercado.

No esperamos nada de una justicia pensada y articulada para acabar con proyectos como el nuestro. Tenemos muy claro a quien pertenece la Hamsa, a todos y todas aquellas que le hemos estado dando un valor colectivo y un uso fuera de intereses especulativos o de dominio. Defenderemos la Hamsa no solo por lo que se vive dentro de sus paredes, sino porque es uno de nuestros espacios de lucha contra un sistema basado en la lógica del dinero y del control social, y lo haremos con toda la gente que siente suyos y necesarios espacios como la Hamsa.


Dossier informativo CSOA La Hamsa - Cuando la política se apodera de las urnas, tendremos que sacarla a la calle.

A principios del pasado octubre, nos llegó a la Hamsa una nueva demanda judicial que pretende, de una vez por todas, acabar con el proyecto de Centro Social Ocupado y Autogestionado (CSOA) que hemos intentado sacar adelante desde hace más de 7 años. Ante esta nueva amenaza, para nada inesperada y que parece definitiva, nos hemos planteado desde la asamblea del centro social compartir toda una serie de reflexiones que creemos son importantes. Compartirlas con toda aquella gente pueda sentir necesaria la existencia de espacios autónomos y antagonistas a la miseria de vida que nos ofrece esta sociedad.

Después de semanas de reflexión, hemos considerado como prioritario, más que buscar estrategias, vías que permitiesen salvar el espacio físico de la Hamsa, defender el proyecto político, social y de vida que desde espacios como este intentamos construir día a día. Explicar por qué creemos que muchos de los espacios colectivos que hemos ido reapropiándonos durante estos años están en peligro de desaparecer y lo que eso puede representar para el desarrollo de nuestras luchas. Entendemos que esta realidad no afecta solo a las ocupaciones sino que se da dentro de un contexto más general de recorte continuo de las libertades, de aumento de las medidas de carácter represivo y de control social, de incremento gradual de la precariedad de la vida en estratos cada vez más amplios de la población.

Por ello, hacemos una llamada a la solidaridad activa en la defensa de nuestros proyectos de vida colectivos, a la búsqueda, cada cual desde su ámbito, de mecanismos que visibilicen el conflicto social que se vive en nuestros barrios, pueblos y ciudades; conflicto que es sistemáticamente silenciado por los que creen tener el poder de decidir sobre nuestras vidas.

“el reflejo de aniquilación se inscribe en la lógica de muerte de una sociedad mercantil cuya necesidad lucrativa consume lo vivo de los seres y de las cosas, lo degrada, lo contamina, lo mata”. R..Vanegheim.

Pensando en cómo elaborar esta especie de dossier y con la intención de entender que pretenden representar las ocupaciones, hemos considerado indispensable analizar y hacer algunas reflexiones sobre esta sociedad, del contexto más global al más local.

No hay que ser demasiado avispado ni ser un gran intelectual para ver el carácter autoritario y de control absoluto de la población que las “democracias” occidentales están imponiendo por medio de sus modelos políticos, económicos y sociales. En el contexto de la Unión Europea, tratados como el de Maastricht y el de Schengen perfeccionan los mecanismos de los que el poder se sirve para mantenernos atrapados en unos modelos de vida que reducen drásticamente nuestro poder de decidir de forma autónoma como queremos vivir y relacionarnos. Pretenden hacernos creer que vivimos en la más justa y libre de las sociedades, aunque cada vez sea más difícil sobrevivir y libertades que parecían referentes básicos se estén viendo gradualmente reducidas y cuestionadas. El mensaje que continuamente transmites está bien claro: o vivimos, obedecemos, sustentamos y participamos en el sistema tal y como está planificado o nos veremos sometidos a la marginalización, la criminalización y la persecución.

Seguimos viviendo en un contexto en el que el dinero y las mercancías son más importantes y libres que las personas. En la actualidad, el neoliberalismo más salvaje está radicalizando esta realidad: no solo el beneficio económico está enormemente por encima del interés social y colectivo sino que lo social pierde cualquier tipo de protagonismo si no genera además un beneficio económico, si no se vuelve del todo productivo.

Reflejo de esto es la aplicación progresiva en las últimas décadas, de políticas y reformas económicas que por un lado benefician descaradamente a las clases sociales más favorecidas en detrimento de la población (flexibilización del mercado laboral, precarización del trabajo, instauración de ETTs,…), y por otro, reducen drásticamente el gasto del Estado en materia social tanto en lo referente a los subsidios, las prestaciones y las pensiones, como la tendencia a la privatización de la mayoría de los servicios públicos (educación, sanidad, transportes, correos, telefonía,..). La puesta en funcionamiento de tales políticas está llevando al aumento de la precariedad en amplios sectores de la población, que se ven inevitablemente expuestos a la marginación y la exclusión social.

Ante esta coyuntura, las opciones que nos dan son simples: trabajar para poder consumir, delegar la intervención en nuestras vidas a un voto cada 4 años y asentir acríticamente a las imposiciones de gobernantes, como si la cosa no fuese con nosotros. Para el que quede excluido de este sistema ó el que conscientemente disienta y trate de construir alternativas le espera el vivir bajo la estigmatización y el control continuo de las instituciones, bajo el peso de la represión y la criminalización.

Es en este punto en que el Estado está mostrando su faceta más autoritaria: con tal de prevenir los posibles focos de conflictividad que la aplicación de sus medidas genera, simplifican sus consecuencias a un problema de inadaptación, de delincuencia ó de terrorismo, justificando, de esta forma, el endurecimiento de la legislación penal, el incremento de los recursos represivos y de control social llegando incluso a normalizar actuaciones dignas de un estado de excepción como pueden ser la existencia de la Audiencia Nacional y la ley antiterrorista, la ilegalización de opciones políticas ó la clausura de diarios y revistas contrarias a sus intereses.

Otros ejemplos de la respuesta del Estado español son la nueva reforma del Código Penal, el plan de Policía 2000, la ley de videovigilancia, la ley de extranjería, la ley penal del menor, el incremento generalizado de efectivos de los diferentes cuerpos policiales y de seguridad ó la construcción de más prisiones y centros cerrados para menores.

Lo que sin embargo resulta más indigerible de esta situación es la facilidad con la que el poder está consiguiendo imponer sus intereses, mimetizándolos de una manera brillante con los del resto de la población. Es en este aspecto donde los mal llamados medios de comunicación de masas juegan un papel crucial en clara complicidad con la clase política y la élite económica. Estos monstruos de la comunicación responden en su mensaje y funcionamiento a la lógica del poder por la simple razón de ser el poder quien posee su propiedad. En esencia, actúan deformando la opinión, construyendo imaginarios en armonía con el sistema establecido y perpetuando pautas de comportamiento que permiten que todo siga tal como está. Así, es comprensible que se dediquen a silenciar, simplificar o criminalizar todas aquellas realidades que cuestionan los efectos nefastos que este modelo económico y social provoca; además, nos llevan a un modelo de vida cada vez más competitivo y atomizado donde el trabajo y el consumo son el eje en torno al cual giran todas nuestra preocupaciones.

La alianza natural entre los medios de información y las élites políticas-económicas ha forzado la institucionalización, ante la opinión pública, del terrorismo, local y global, como el principal problema de nuestras vidas; de la delincuencia como sinónimo de pobreza, marginación e inmigración. Han dado por antidemocrática y filoterrorista toda acción política fuera de los canales institucionales.

Por otro lado, la implantación de este esquema no sería posible sin la complicidad y el consenso con las doctrinas del poder que está demostrando tener la sociedad en que vivimos. En el estado español, se ha pasado en solo cuestión de 30 años, de un contexto de generalización de procesos autorganizativos basados en el poder de la lucha de clases en los barrios, en las fábrica y en la calle a una desestructuralización casi total de todo aquello que hace referencia al sentimiento colectivo y comunitario de nuestras vidas.

La transición y la imposición de una democracia continuista con la que el régimen franquista anterior consiguió desactivar y absorber buena parte de las inquietudes políticas y vitales presentes entonces. Al mismo tiempo, la peligrosa pérdida de memoria histórica en un tiempo record que se ha dado en el Estado español, ha hecho posible que las hijas e hijos de los mandamases del régimen fascista hayan recuperado el poder político (el económico lo han tenido siempre), imponiendo de nuevo doctrinas nacionalistas que el pueblo ha tenido que soportar durante 40 años de dictadura.

Poco a poco, en estas décadas, la estabilización de un bienestar material o la ilusión de llegar a tenerlo, ha ido generando una sociedad progresivamente más conservadora en sus planteamientos, en su estilo de vida y en la forma de relacionarse. Ante un mundo que cambia rápidamente, el mantenimiento particular del estatus social y económico se ha convertido en una obsesión frente a cualquier necesidad comunitaria; es como si las necesidades colectivas hubieran desaparecido al alcanzarse unas comodidades y unos niveles de bienestar.

Parece así que los problemas que pueda haber en nuestro entorno no son los nuestros si no nos afectan directamente. Estamos perdiendo toda la capacidad como comunidad para decidir por nosotros mismos y para solucionar los conflictos que se generan en nuestro entorno. Desde este modelo político, se nos ha repetido hasta la saciedad que actualmente ya hay especialistas para tratar e intervenir en cualquiera de los aspectos que conforman la sociedad, hasta el punto de arrebatarnos prácticamente todas las herramientas que como grupos humanos tenemos para intervenir en lo que nos afecta o que es responsabilidad de todos y todas. De esta forma, podemos mostrarnos indiferentes o resignados delante ante las más crudas consecuencias de vivir en una sociedad basada en las desigualdades; o lo que es peor todavía, solo alarmarnos por la falta de control sobre estas sin cuestionarnos que las provoca (ejemplos claros son las exigencias generalizadas de aumento de efectivos policiales o de endurecimiento del control sobre la inmigración).

Este contexto general, aplicable a cualquier ciudad occidental actual, adquiere un tono muy particular y perverso en Barcelona. Gobernada desde hace muchos años por la deriva que están tomando los partidos de izquierda en las últimas décadas, en este caso PSC, ERC, IC-V, el aparato de propaganda del Ayuntamiento ha vendido, con bastante éxito, la imagen de una gran ciudad abierta, tolerante, progresista, multicultural, cívica y sostenible: la Barcelona capital mundial de la paz y de la solidaridad, la del Forum 2004 de las Culturas, con unas instituciones sensibles a sus habitantes y las necesidades de éstos.

Este mensaje se ha visto muchas veces legitimado por organizaciones y entidades que, ligadas por los nudos de las subvenciones, defienden que la solidaridad solo cabe aplicarla al “Tercer Mundo” o que las guerras solo suceden lejos de aquí. Entidades que cierran los ojos ante los abusos y las desigualdades que tienen lugar en nuestros barrios y delante de las instituciones que permiten que se fomenten. De forma muy inteligente, al mismo tiempo, el Ayuntamiento y sus colaboradores tratan de sacar adelante iniciativas con tal de absorber movimientos sociales emergentes y, una vez bajo su control, desactivarlos en lo que puedan ser contestatarios respecto a sus intereses. Los consejos de la juventud, de la mujer o la regiduría de derechos civiles son buenos ejemplos de estos canales institucionales que se enmarcan dentro de la farsa de la democracia participativa.

Sin embargo, la Barcelona fuera de las campañas institucionales está lejos de esta realidad bucólica. Nosotros vivimos en la Barcelona ciudad-escaparate, la de la precarización y mercantilización de todos los ámbitos de la vida, donde todo ha de tener precio, donde si no tienes dinero dejas de existir, donde la delincuencia es eufemismo de pobreza. La Barcelona de las y los que tenemos que padecer a diario el ejercicio autoritario de poder que este ayuntamiento tan progresista. Un Ayuntamiento que a la vez que habla de sostenibilidad sigue proyectando planes y obras despilfarradoras, obviando carencias acuciantes que afectan a los barrios y a la vida de las personas que vivimos en ellos; que es capaz de organizar un monstruo como el Forum 2004 para enmascarar de cultura, paz y diálogo la operación especulativa más grande que ha vivido la ciudad desde los Juegos olímpicos del ’92, yendo a buscar el apoyo descarado de algunas de las multinacionales más devastadoras del planeta ( Repsol, Telefónica, FECSA,…) para demostrarnos que el capitalismo también tiene su cara humana y sensible.

De toda maneras, el Forum no es más que la punta del iceberg que es la actitud hipócrita del Ayuntamiento. Día a día, está transformando la fisonomía, el ritmo y el tejido social de los barrios de la ciudad sin escuchar en ningún momento la opinión y las necesidades de la gente que en ellos vive. Mediante la aplicación de PERIs (plan especial de reforma interior) y las expropiaciones obligadas, impuestas por la fuerza física si es necesario-como ha sido el caso del Forat de la Vergonya- el Ayuntamiento está acabando con las tejido de muchos barrios de la ciudad, provocando la migración forzosa de quien no puede permitirse sobrevivir en ellos.

Es escalofriante el caso de Citat Vella y en concreto el del Raval. En 10 años han conseguido convertir uno de los barrios más populares en una zona para el turismo y para las tendencias más populares de la sociedad del espectáculo.

En el fondo de la cuestión está la planificación de una ciudad donde prima la iniciativa y el beneficio económico de las grandes empresas, donde constructoras, inmobiliarias y otras mafias especulativas puedan enriquecerse sin escrúpulos, aunque sea a costa de convertir la vivienda en un artículo de lujo inaccesible.

La proliferación de grandes superficies comerciales y de ocio, y de locales donde consumir productos de élite convierten a Barcelona en un lugar perfecto para el turismo, aunque se mantenga a base de contratos laborales con sueldos miserables, que harían reír si no fuese por lo duro que es tener que subsistir cuando todo sube de precio excepto nuestra fuerza de trabajo.

Por otro lado, el carácter progresista de los tres socios del gobierno municipal se oscurece ante cualquier iniciativa que escape al control institucional y muestra entonces su cara más prepotente, despótica y autoritaria. El Ayuntamiento no ha dudado en desalojar ocupaciones de edificios que eran de su propiedad, vacíos durante años; desalojar acampadas reivindicativas de inmigrantes ó iniciativas contra la guerra fuera del ámbito de las grandes plataformas y partidos políticos. No ha dudado en llevar a juicio y pedir la prisión de las personas detenidas el 12 de Octubre de 1999 durante una manifestación de rechazo a la convocatoria fascista que el propio Ayuntamiento autoriza.

Por tanto, ante esta otra cara de la Barcelona democrática, se han ido articulando diferentes movimientos sociales no institucionalizados que han ganado poco a poco la calle con una actividad pública y de denuncia que rompe con el silencio entorno a realidades que nos afectan a todas; que tratan de crear alternativas a una sociedad basada en el individualismo, la competitividad y la ley del más fuerte. Se trata de grupos y colectivos feministas, anticapitalistas, de solidaridad con personas presas, antifascistas, de contrainformación, de liberación sexual,…; grupos autoorganizados y asamblearios, con un discurso de crítica radical a la democracia de mercado.

Dentro del crecimiento de este espacio antagonista, la ocupación se presenta como un instrumento de acción directa que arranca de las garras de la especulación necesidades básicas como la vivienda y la existencia de puntos de encuentro, de reunión, intercambio, creación, sin la presencia vigilante y censuradora de las instituciones; recupera experiencias colectivas donde las gentes que participamos somos las protagonistas y responsables de nuestras propias decisiones; experiencias con las que crear otras formas de relacionarnos que no reproduciendo los esquemas autoritarios, machistas y discriminatorios en los que nos han educado.

Ahora mismo, buena parte de los centros sociales okupados de Barcelona y otras poblaciones próximas están o bajo amenaza directa de desalojamiento ó han visto reactivados los procesos judiciales para desalojarlos. Les Naus, l’Ateneu de Cornellà y l’Atenenu de Viladecans están en peligro inminente de desalojo ; La Kasa de la Montanya está pendiente de lo que diga la jueza; Can Mas Deu, el Pati Blau o L’Hamsa tenemos durante el mes de noviembre que enfrentarnos a la justicia. Son una buena parte de los espacios colectivos desde los que construimos nuestros discursos y nuestras prácticas, desde los que autogestionamos nuestros proyectos y nuestras luchas, desde donde difundimos nuestro trabajo diario.

La ocupación no es un fin en si mismo pero hemos de ser conscientes de que la desaparición de centros sociales puede suponer una fuerte zancadilla en nuestro crecimiento colectivo: perdemos espacios de referencia donde encontrarnos, debatir, intercambiar y autogestionar nuestras inquietudes. Que les sea más ó menos difícil es una cosa que depende solamente de nosotros y nuestra capacidad de articularnos.

Cuando la política se apodera de las urnas, tendremos que sacarla a la calle. La Hamsa, una experiencia colectiva de 7 años.

La antigua fábrica HAMSA se okupó el mes de marzo del año 96, dos meses antes de la entrada en vigor del nuevo código penal. Se trataba de una gran finca (más de 10000 ) dedicada a la actividad siderometalúrgica que se encontraba en absoluto desuso desde el año 92. De su enorme extensión, decidimos rehabilitar una pequeña parte (un edificio de oficinas, uno de talleres y una nave industrial) para poderle dar uso como vivienda y centro social.

Dos semanas antes se había ocupado, en el centro de Barcelona, el Cine Princesa, que durante su existencia consiguió abrir una potente brecha antagonista en el corazón de la ciudad post-olímpica, objetivo neurálgico de las instituciones municipales y autonómicas y de sus megaproyectos urbanísticos.

En aquellos momentos, espacios como el Cine, l’Hamsa, la Vakeria a l’Hospitalet o l’Ateneu de Korneyà consiguen aglutinar multitud de personas e iniciativas que comparten el rechazo hacia una sociedad cada més más adormilada y atrapada en la pinza trabajo-consumo y la necesidad de ir ganando por nosotras mismas espacios y proyectos de autonomía personal y colectiva fuera del control institucional y de las lógicas mercantilistas; espacios y proyectos que cuestionasen modelos de vida y de relaciones impuestos al mismo tiempo que nos permitiesen plantear alternativas colectivas a la muerte en vida que representa el capitalismo.

De esta forma, y también como respuesta a la amenaza que representa la aprobación del Nuevo Código Penal, en el que la okupación de inmuebles en desuso se tipifica como delito de usurpación, en el siguiente año y medio se okupan multitud de espacios que proporcionan una vivienda digna a la vez que posibilitan la experimentación colectiva y la construcción de una práctica y un discurso de confrontación con el poder y de creación de alternativas políticas y de vida. La proliferación de centros sociales y de las prácticas que en ellos se desarrollan, permiten el encuentro de un gran número de gente que apuesta por la transformación social y extiende la labor de la desobediencia.

Simultáneamente, se va ganando la calle para sacar a ella realidades sistemáticamente silenciadas por la democracia autoritaria y de mercado en la que vivimos (exclusión social, marginación, prisiones, criminalización de la pobreza, represión política…).

Inmersas en este proceso de creación colectiva en evolución constante, hemos tratado de mantenernos durante estos 7 años y medio. Es mucha la gente que ha participado de una u otra forma en darle vida, la vida que nosotros decidimos, a este espacio; hemos intentado recuperar día a día formas de funcionar, de crear, de relacionarnos, de comunicarnos comunitarias y colectivas.

No ha sido ni es un proceso sencillo: del discurso teórico a la realidad cotidiana hay muchas veces una distancia frustrante. Hemos recibido una educación basada en el deseo de poder y no en el deseo de placer. Eso nos ha llevado a menudo a incoherencias muy evidentes y a enfrentamientos duros entre nosotros que no siempre hemos sabido resolver. Pero lejos de desanimarnos, estos conflictos nos han servido para replantearnos continuamente cómo hacer convivir en positivo las diferentes inquietudes, sensibilidades, necesidades, implicaciones, proyectos que se han dado encuentro dentro del centro social.

Es mucha la gente, los colectivos y los proyectos que han participado y participan de una forma u otra en el Centro Social; en la Hamsa hemos encontrado un espacio donde trabajar desde nuestro colectivo, donde sacar adelante nuestro proyecto personal, donde dar difusión a tantas realidades silenciadas mediante la contrainformación, las charlas, las jornadas, las asambleas,…; hemos podido intercambiar conocimientos de todo tipo, por el gusto del aprendizaje colectivo y el intercambio, sin el dinero como motor para hacerlo (talleres de joyería, flamenco, circo, masaje, teatro, música, cocina, clown, mecánica…); hemos podido autogestionar proyectos y la subsistencia cotidiana de colectivos; hemos podido disfrutar del cine, el teatro, la música y la fiesta por el gusto de hacer las cosas sin la obsesión mercantilista de la Barcelona de ocio elitista.

Toda esta gente tenemos en común que queremos ser nosotros mismos quienes decidamos cómo queremos vivir y cómo queremos hacer las cosas, cómo solucionar los problemas que nos afectan, cómo crear aquello que nos falta; tenemos muy claro que no queremos entregar la autonomía y la singularidad de nuestras vidas a los intereses particulares de ninguno; no nos creemos que esta democracia sea sinónimo de vivir en libertad y no haremos lo que una parte importante de esta sociedad parece hacer: lapidar su vida por un trabajo, por una hipoteca, por más capacidad de consumo, por un estatus social.

También creemos que es importante remarcar que, entendemos la ocupación no simplemente como una forma de solucionar la falta de espacios sociales y de vivienda que padece la ciudad, sino que, claramente, es una apuesta política, una herramienta más de denuncia y confrontación y como tal, está basada en unas prácticas y unos discursos antagonistas que son los que nos definen como el sujeto político y vital que somos y queremos ser. Son las prácticas y los discursos en los que nos identificamos para reconocernos como parte de un proyecto común, de una comunidad que ha de buscar por si misma y de acuerdo a sus necesidades, formas de funcionar y actuar en las que se sienta reflejada.

Entendemos el proyecto del Centro Social Okupado y Autogestionado dentro del marco de unos movimientos sociales alternativos que dirigen su esfuerzo en la creación y participación de discursos y prácticas que creen contextos de intervención social fuera de las vías institucionales, que ponen énfasis en la práctica, en el positivismo del mundo que queremos construir, en la revolución continua y multidimensional, en la autonomía de cada colectivo, en la transformación desde la vida cotidiana, en el enfrentamiento radical contra el sistema en todos sus frentes, en la afirmación de la subjetividad y la singularidad de los diferentes individuos.

Desde el asamblearismo como forma de discusión, de puesta en común de todas las inquietudes y propuestas, para intentar buscar una manera consensuada de tomar las decisiones que entendemos nos afectan a todas y todos los que formamos parte del proyecto.

Sabemos de las dificultades que esta práctica comporta y por ello pensamos que no ha de estar unida a la idea de militancia clásica, sino que ha de ser fruto de la conciencia individual y el compromiso personal, cambiando el “se tiene que hacer” por el “queremos hacer”, desde una óptica de liberación personal, encontrando un espacio propio de participación, de creación propia, de valoración de las diferencias, de enriquecimiento y aprendizaje, asumiendo la responsabilidad directa que tenemos sobre las diferentes facetas de nuestras vidas.

Intentar romper con los roles impuestos y por tanto con las maneras de hacer que supuestamente nos toca a cada una y cada uno de nosotros, tanto desde una perspectiva de género como de dominación, mediante la autocrítica y la reflexión conjunta para conseguir unas relaciones personales basadas en la horizontalidad y el respeto al individuo y a sus decisiones, para acabar reapropiándonos de los espacios de vida que el sistema patriarcal nos niega, rechazando las actitudes autoritarias, machistas y discriminatorias.

No creemos en los mecanismos que el poder ofrece para la crítica política y social, ya que estas normas de participación ciudadana de la democracia representativa están pensadas para la integración institucional de las luchas sociales, para humanizar el capitalismo salvaje y la globalización económica. Por eso nos dotamos de nuestras propias herramientas de actuación: la solidaridad activa y consecuente con las personas y las luchas afines y en contraposición con el silencio y la soledad que el poder nos impone; la acción directa y la desobediencia social como manifestaciones visibles, públicas y activas de un discurso y unas prácticas que fomentan la transformación del modelo actual de relaciones de dominación. Es por esto que siempre que podemos/queremos, tomamos la calle, porque entendemos que es nuestro espacio, público, de todas, en el que podemos, sin intermediarios y de manera directa con los que transitan, mostrar el rechazo hacia las instituciones y el sistema político y económico imperante.

Situación legal actual de la Hamsa

En estos momentos, la Hamsa se encuentra en el comienzo de un proceso judicial iniciado por la inmobiliaria Cabrero Dos S.L. bajo el artículo 41 de la ley hipotecaria, artículo que se basa en la recuperación de un inmueble en base a su titularidad registral. Es decir, que la única cosa que pone sobre la tabla son los derechos que tiene un propietario a su propiedad. Esta ley, de 1861 anunciaba ya su objetivo de “garantizar la propiedad y libertar al propietario del yugo de usureros despiadados”. Para responder a la demanda solo pueden alegarse cuatro motivos: a) que la inscripción en el Registro sea falsa; b) tener un contrato verbal ó escrito con el propietario actual ó un propietario anterior; c) constar en el Registro de la propiedad como propietario de la finca; d) que la finca no sea la misma que está inscrita en el Registro, es decir, que no coincida con la que el propietario demanda..

¿Y si la finca está abandonada y tiene como única función ser un instrumento especulativo? ¿Y si este espacio tiene vida porque ha sido rehabilitado y en su interior se lleva a cabo un proyecto? ¿Y si es la vivienda de personas y colectivos que no están inscritos en el Registro? Todas estas sutilezas y nimiedades no se discuten aquí; ni tan solo se pueden alegar en defensa frente a la demanda. Todo gira entorno a quien ostenta el título de la propiedad.

Tras este nuevo intento de acabar con el C.S.O.A. Hamsa están, por una parte, los intereses económicos de la inmobiliaria Cabrero Dos S.L. que compró los terrenos de la antigua fábrica el mes de junio del 2003, y por otra los del Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por los tres partidos de izquierdas: P.S.C., I.C. y E.R.C. La política urbanística de estos queda de manifiesto en la aprobación de megaproyectos como el Forum 2004 en el área del Besòs, el Portal del Coneixement (antiguo Barca 2000) en Les Corts, la remodelación de la Estació de Sants por la llegada del tren de alta velocidad u otros como el 22@. Cada vez más, el desarrollo de los PERIs que habrían de estar destinados a reordenar la ciudad y retejer los barrios se ha tergiversado haciendo que prime el hecho especulativo, pervirtiendo el bien social y haciendo de las necesidades colectivas una máquina de hacer dinero.

Así, los servicios y las infraestructuras quedan en segundo término porque no generan un beneficio económico y el derecho a una vivienda digna y asequible se vulnera continuamente de forma vergonzosa. En los barrios y en el tejido asociativo de Barcelona hay una gran preocupación y descontento por las actuaciones de las administraciones que permiten a los promotores privados actuar con total impunidad, subordinando los intereses públicos a la satisfacción de intereses especulativos. De esta manera, los barrios siguen necesitando diversos servicios públicos y la ciudad sigue siendo deficitaria en equipamientos para los barrios.

Las decisiones sobre estos PERIs se toman a menudo de espaldas a la inmensa mayoría de la población, aceptando solo la opinión de aquellos sectores que pueden estar de acuerdo. En nuestro caso, la Asociación de Vecinos y comerciantes de Hostafrancs, satélite del distrito, con la excusa del lamentable estado del solar que rodea el CSAO Hamsa, ha estado presionando y dando cobertura a la política represiva del Ayuntamiento, cerrando cualquier vía de diálogo que intentásemos abrir, ignorando nuestra existencia, nuestro trabajo diario y pidiendo la recogida de firmas con tal de ejecutar las obras previstas con la mayor celeridad posible.

El barrio de Hostafrancs está afectado por un PERI incluido dentro del Plan General Metropolitano aprobado en el año 1976 que va a tener una fuerte respuesta social por los cambios viarios que aparecían en él, fragmentando el barrio en tres partes y rompiendo todo el entramado vecinal de un barrio tradicional. Como consecuencia de las críticas recibidas, en el año 1978 se decidió suspender el plan hasta que en noviembre del 1993 el Ayuntamiento aprobó la modificación del mismo. Este PERI está fundamentado en la necesidad de abrir grandes vías rodadas para aligerar la presión circulatoria de la Plaza España y de la calle Tarragona y para la posible ubicación de aparcamientos.

La política de las administraciones es bastante clara en este sentido. Prioriza la dinámica de una Barcelona escaparate, donde todo se compra y se vende. Para este tipo de crecimiento urbano es imprescindible la construcción de numerosas zonas de aparcamiento que, cada vez más, representan una de las fuentes de ingresos del Ayuntamiento.

La necesidad de los aparcamientos que se están construyendo en torno al barrio responde a la ampliación de la Estación de Sants, con la llegada del AVE y la construcción de un centro comercial en la actual plaza de toros de las Arenas; el hecho de estar convirtiendo toda la Carretera de Sants en un escaparate de tiendas, de cadenas ó grandes empresas no potencia el pequeño comercio del barrio, que se está viendo obligado a cerrar las puertas, sino a un comercio de grandes marcas. No son las necesidades de las y los que aquí vivimos las que intentan resolverse sino las de aquellos que puedan sacar de ello el máximo beneficio económico.

La antigua fábrica donde se ubica el CSOA Hamsa está destinada a la construcción de uno de estos aparcamientos, de dos plantas y con capacidad para más de 200 vehículos, con una plaza dura encima con zonas ajardinadas y la construcción de 36 viviendas. Como se trata de un mecanismo de “compensación”, el propietario de los terrenos cedidos al Ayuntamiento para hacer la plaza dura recibirá los permisos de construcción de las viviendas y el parking. Para hacerlo, la finca ha de estar libre de ocupantes. De esta forma, el Ayuntamiento parece quedar libre de culpa, cuando en realidad el espacio que ahora ocupa el CSOA será de titularidad pública. A parte de la construcción y venta de las viviendas, Cabrero Dos S.L. gestionará el aparcamiento durante cincuenta años.

La situación de degradación en la que se encuentra la parte no ocupada de la Hamsa es responsabilidad del anterior propietario y del Ayuntamiento. Durante todo este tiempo y como maniobra para hacernos responsables del lamentable estado del solar, se le ha hecho creer a los vecinos que, por culpa de nuestro proyecto, no se podía disfrutar de una plaza en la finca de la que solo okupamos una décima parte. Sin embargo nosotros jamás nos hemos opuesto al derribo de esta finca. Ahora bien, hemos defendido siempre que la construcción de la plaza pudiese coexistir con el centro social como proyecto colectivo dentro de un barrio en el que brillan por su ausencia los espacios sociales no institucionalizados.

En ningún momento, la gente del centro social se ha manifestado en contra ni ha impedido que se hiciese el trabajo necesario para darle otro aspecto u otro uso a ese espacio degradado. Al contrario, siempre hemos facilitado el acceso a los trabajadores que venían por estos propósitos (retirada de productos tóxicos, trabajos de derribo de los edificios afectados en mal estado de conservación, etc). El estado lamentable del solar no depende de nosotros sino de quien lo ha dejado que se convirtiera en un “forat vergonyòs”: los propietarios y el Ayuntamiento. Desde el primer día de la Ocupación, el 23 de marzo del 96, las partes reivindicadas por la asamblea del CSOA han sido los tres edificios situados en la Calle Miquel Bleach 15, 17 y 19, que hemos ido arreglando y reformando en función de los miembros de la asociación de Arquitectes sense Fronteres que decidieron colaborar con el proyecto. Con el paso del tiempo y viendo que los propietarios no hacían nada más que contemplar el proceso de degradación, va a surgir la idea de comenzar un proceso conjunto entre nosotros y la gente que vive en los alrededores para diseñar un plan para el solar basado en nuestros deseos y necesidades. Este proyecto ha quedado supeditado a la trayectoria que tenga el procedimiento actual. Si el desalojo no se produce, la idea es continuar en esta línea.

No poder aprender, ni amar, ni estar en soledad, ni derrochar el tiempo a gusto propio. Tener que estar encerrado cuando el sol brilla y las flores emborrachan el aire con sus efluvios. No poder ir hacia el trópico cuando la nieve golpea las ventanas, o hacia el norte cuando el calor se hace tórrido y la hierba se reseca en los campos. Encontrar delante de sí, siempre y donde sea, leyes, fronteras, morales, convenciones, reglas, jueces, oficinas, cárceles, hombres en uniforme que mantienen y protegen un orden de cosas mortificante.
¿Y es eso lo que ustedes llaman “vivir”?
Émile Armand

Las leyes están hechas con el fin de mantener la estabilidad del poder existente. Su lenguaje de culpabilidad-inocencia, legal-ilegal, ética ó moral, responde a la necesidad de un control frente a las ansias de algunas personas de vivir en libertad.
La Hamsa acudirá a los juzgados aunque sabemos que será un gran teatro muy lejos de la realidad del Centro Social. Y sabemos también cual será el final de la función.
De esta forma, nuestras principales armas son la acción directa y la solidaridad. Nuestra fuerza, el grito de defensa ó una pequeña victoria, solo podemos buscarlas en las calle, en los ateneus, en los espacios sociales donde se aglutina el pensamiento crítico. En la calle para hacer el conflicto visible, para expresar lo que pensamos, quienes somos, sin mediadores posibles; para presionar y dejar patente que seguiremos aunque nos amenacen. No tenemos miedo de perder el Centro Social, de hecho, desde el primer día que entramos éramos conscientes de que un día se acabaría, no queremos que sus paredes sean nuestra propia prisión. Lo que deseamos es que la pérdida de un espacio que nos pertenece no nos deje paralizados sino al contrario, que seamos capaces de provocar/potenciar una marea.

Es cierto que a menudo las luchas se encuentran aisladas, solas en la inmensidad de conflictos, es cierto que la dinámica de las propias vida nos lleva muchas veces a no ver más allá de nuestros casos.

Pero no podemos olvidar la importancia de la solidaridad. No hablamos de la solidaridad (beneficencia) de la cual nos hablan los demócratas basada en el paternalismo y la perpetuación de la dicotomía dominador-dominado. Hablamos del apoyo mutuo entre todos los colectivos de individuos que padecen la expropiación, la represión, la tortura, la exclusión, la prisión como precio a pagar por intentar acabar con esta sociedad sumisa y enferma. La Hamsa lleva más de 7 años en pie gracias a la solidaridad que ha recibido, en sus momentos más críticos, por parte de mucha gente que sentía este espacio necesario, que lo sentía suyo ó simplemente porque la lucha, la resistencia de unos pocos es el reflejo de la lucha de muchos. Una vez más hacemos una llamada a toda esta gente para que, de forma más ó menos organizada, se movilice para parar el posible desalojo y para mostrar la más profunda indignación y rechazo hacia un sistema de servilismo absoluto.

Consulta también
www.csoa-hamsa.tk

 

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