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Nacionales PP.Catalans :: 03/09/2022

Hablemos de los límites y de cómo superarlos

TrinCHEra - Organización Obrera Popular Revolucionaria
Entre los días 26 y 28 de agosto, en Trinchera organizamos unas jornadas de reflexión en colaboración con la organización Coordinación de Núcleos Comunistas

Entre los días 26 y 28 de agosto, en Trinchera organizamos unas jornadas de reflexión en colaboración con la organización Coordinación de Núcleos Comunistas. Fueron unas jornadas de reflexión y debate, de intercambios entre compañeros y compañeras de todo el Estado, en las que tuvimos la suerte de contar con ponentes como Lidia Senra, Andrés Piqueras o Alberto Cruz e invitados de otras organizaciones. 

Para estas jornadas, en el marco de un debate sobre el contexto internacional y los posibles retos para los comunistas y la clase trabajadora, preparamos una ponencia basada en nuestra propia experiencia y en los límites que encontramos hoy. Esos límites, pensamos, son compartidos por otros colectivos y las soluciones sólo pueden encontrarse en el curso de un debate colectivo, abierto y honesto. Este artículo nace de esa ponencia con la esperanza de favorecer ese debate. Si el tema te interesa, no dudes en ponerte en contacto!

Durante estas jornadas hemos estado hablando y profundizando sobre el contexto internacional, estatal o nacional. Hemos podido encontrar coincidencias y diferencias en nuestras visiones y análisis, pero eso no es lo determinante. Lo importante es que nuestro objetivo ha sido complejizar la realidad. Y con complejizar la realidad nos referimos a abordar todas las problemáticas para luego ordenarlas y jerarquizarlas. 

Vivimos una época de mucha inestabilidad y mucho ruido, donde hay cambios que aparentan ser inminentes pero no siempre lo son. Por eso es importante ordenar y jerarquizar, no dejarse llevar por la prisa y la confusión. Clarificar para poder pensar mejor. Y ha quedado patente durante estas jornadas que este trabajo no es individual y que, aún más en la coyuntura actual, requiere del diálogo entre compañeras y compañeros de diferentes organizaciones políticas porque somos y trabajamos con y desde nuestra clase, una clase trabajadora heterogénea.

Una década de luchas

Amig@s del Che, precursor de Trinchera, se forja al calor del 15M. Es a partir de esas movilizaciones que nos encontramos un grupo de gente con la necesidad de organizarnos. Aunque hay quien viene de tradiciones y experiencias políticas anteriores, este es un poco el principio del grupo como tal. Si descontamos el paréntesis de la pandemia, hace una década de este suceso. Un buen momento para echar la vista atrás y comenzar nuestro análisis.

La mayoría os acordaréis de ese momento. De una explosión de malestar por la crisis de 2007-2008 con gran capacidad de convocatoria: son las mayores movilizaciones en el Estado desde el No a la guerra de 2003, hace 20 años. En ese momento Zapatero está en el Gobierno pero sólo hasta finales de año, momento en que Rajoy accede a la presidencia (hasta junio de 2018). Mencionar que las CUP dan el salto a las autonómicas en 2012 y que Podemos se presenta por primera vez a unas elecciones (europeas) en mayo de 2014. Señalar que los resultados de los diferentes ciclos electorales en ningún caso acaban con el bipartidismo más allá de la forma.

Más allá de lo electoral, el 15M abre un contexto de luchas donde se suceden distintas movilizaciones e iniciativas populares, de diferente grado y combatividad. Haremos un breve repaso de las más importantes.

- Huelgas generales

Se convocan varias huelgas generales. Ya antes del 15M recordamos la del 29-S de 2010, contra la reforma laboral y la reforma de las pensiones seguida por otra en enero de 2011 también por las pensiones, ésta convocada por los sindicatos minoritarios en Navarra, Euskadi, Cataluña y Galicia (con manifestaciones en el resto del Estado). 

En 2012 se convocan dos más, la del 29-M contra la nueva reforma laboral, la primera que se convoca también en Italia, Portugal, Chipre y Malta y la del 14-N contra la política de ajustes del Gobierno. Para dar una idea, CCOO y UGT calculan un seguimiento en ambos casos de más del 70%. La CEOE del 10%, pero afirma que la manifestación de Madrid ha sido un éxito. En Euskadi en total se convocan 5 huelgas generales entre 2008 y 2015. Recordar que la última vez que una huelga consiguió siquiera parcialmente su objetivo fue en 2002 bajo el gobierno de Jose María Aznar, cuando se consiguió echar para atrás una reforma laboral, que fue luego aprobada pero con modificaciones. 

- Procès d’independència de Catalunya

Mención aparte requiere el Procès. Y no se puede hablar del Procès sin tener en cuenta que ETA abandona la lucha armada el 20 de octubre de 2011, a lo que sigue un proceso de institucionalización del movimiento de liberación nacional vasco, que tiene sus repercusiones en el movimiento de liberación nacional catalán y en toda la izquierda. No vamos a entrar a analizar un suceso tan complejo. Tan sólo queremos dar un par de datos para recordar el nivel de organización, inserción y capacidad de movilización que lo hizo posible. 

La manifestación de Barcelona del 11 de septiembre de 2012 reunió entre 600.000 y 2 millones de personas. Para la Diada de 2013 se organizó una cadena humana de 400 km que atravesaba Cataluña de norte a sur con decenas de miles de participantes. En 2014, la concentración en forma de “V”, en la Gran Vía y avenida Diagonal de Barcelona tuvo 900.000 participantes. Ese mismo año tuvo lugar el referéndum del 9-N, donde participan unos 2,3 millones de personas. El 1 de octubre de 2017 la Generalitat organiza el referéndum oficial, con un resultado de un 90% de votos a favor de la independencia de Catalunya. El 3 de octubre los sindicatos alternativos junto con los CDRs convocan huelga general. El Govern junto a las organizaciones sindicales mayoritarias subsume la convocatoria, llamando a un “paro de país”. Tras la fallida declaración de independencia de octubre de 2017 podemos hablar de un parón de las movilizaciones.

- Otras movilizaciones

En 2014, explota la revuelta popular del 14 de enero en Gamonal, barrio de Burgos, donde se viven varios días de movilizaciones y fuertes enfrentamientos con las fuerzas represivas. Es también el año de las Marchas de la Dignidad, el 22 de marzo, que hacen converger en Madrid hasta dos millones de personas. 

Tenemos que mencionar también la explosión del movimiento feminista. Empezando por el Tren de la libertad en 2014 o la marcha contra la violencia machista en 2015, movilizaciones que convergen en la primera huelga del 8-M el año 2018, con relativo poco seguimiento pero gran asistencia a las manifestaciones, a la que siguen convocatorias de huelga en la misma fecha cada año hasta este 2022, con parecido seguimiento.

Esta podría ser una visión general de los movimientos de masas de los últimos diez años, que por regla general se concentran en las postrimerías del 15M. Como muy tarde desde 2017, no hay grandes protestas, grandes movilizaciones ni grandes huelgas. Por supuesto es sólo un resumen general. No es, ni pretende ser exhaustivo y seguramente nos hemos dejado muchas experiencias importantes en el tintero, que quizás no son tan conocidas o no han tenido una gran repercusión en términos cuantitativos. A pesar de eso, pensamos que sirve para dar una serie de pinceladas del contexto general de aquella época.

- Restricciones y Estado de alarma

No podemos terminar esta visión general sin tener en cuenta la gestión de la pandemia y como ha incidido en la organización de masas. Desde la izquierda radical se han hecho lecturas distintas sobre esta cuestión, pero podemos estar de acuerdo en que la gestión de la pandemia ha aumentado la represión y el control social, ha debilitado el sistema de salud y ha profundizado el individualismo y el miedo al otro más que la solidaridad y la ayuda mutua. Frente a esta situación la capacidad de protesta ha sido, en general, testimonial. La pandemia ha sido, más que nada ha sido espejo de nuestras debilidades. 

Nuestra experiencia

En paralelo a estos acontecimientos, en Trinchera desarrollamos nuestra propia práctica, muchas veces participando de una forma u otra en los movimientos de masas mencionados anteriormente. En esa práctica se incluye nuestra intervención en la lucha sindical y barrial, la creación de frentes amplios, política de alianzas con otras organizaciones y la construcción de herramientas de agitación y propaganda. Este es un tema amplio de desarrollar, pero podemos resumir que conseguimos algunos éxitos: contamos con un local social propio en una barriada de Tarragona, desarrollamos una inserción sólida en un sindicato alternativo, contamos con una imprenta propia, lanzamos una editorial, hemos publicado varias revistas en papel, organizamos varios talleres del Capital, sobre leninismo, organizamos charlas y jornadas, nos establecimos como colectivo en Tarragona, establecimos diferentes vínculos y nos dimos a conocer en un contexto más amplio, construimos varios frentes. 

Estos éxitos modestos, relativos, no hubieran sido posibles si nuestra práctica no hubiera seguido a tres principios fundamentales. El primero mantenernos siempre alerta para que la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos sea siempre la menor posible. El segundo saber que es necesario prepararnos para dar una batalla de ideas si queremos construir un proceso con perspectiva revolucionaria. El tercero la certeza de que no es posible construir ese proceso si no está hegemonizado por la clase obrera. Y un requisito indispensable para cumplir esos principios: contar con una estructura propia, que no se reduce al número de militantes y su nivel de conciencia, sino que incluye la construcción de estructuras materiales propias con perspectiva estratégica.

Tuvimos algunos éxitos, como decimos. Pero el objetivo de este artículo no es lucir nuestros logros. Nuestra postura no es triunfalista, al contrario. Lo que venimos a plantear son las dificultades y los límites con los que nos encontramos llegados a un determinado nivel de desarrollo y que consideramos son comunes al conjunto de las organizaciones presentes aquí. Y que desde nuestro punto de vista, de no ser superados, dificultarán el desarrollo y consolidación de la organización que todos venimos reclamando, el famoso partido revolucionario. Si mencionamos nuestra experiencia de estos últimos diez años es porque no hablamos desde el aire, desde la abstracción pura del que nunca ha puesto el cuerpo. Hablamos desde nuestra experiencia, desde nuestros aciertos y errores y desde ahí teorizamos nuestras posturas y las defendemos.

Nuevo ciclo. ¿Ahora qué?

Entramos hoy en un nuevo ciclo. No tenemos muchas certezas sobre cómo será, aunque durante las jornadas hemos podido escuchar análisis interesantes que nos han dado algunas pistas de cuál puede ser el contexto que nos espera y qué repercusiones puede tener para la clase trabajadora, en todo el mundo y muy especialmente en el Estado español.

Durante los últimos tiempos ha habido alguna movilización importante, como por ejemplo las manifestaciones de apoyo a Hasel en febrero del año pasado en algunas ciudades catalanas en las que participaron miles de personas y que finalizaron con incidentes y cargas policiales. O la huelga del metal de Cádiz, de noviembre de 2021, que también acabó con una batalla campal entre policía y manifestantes. 

Estas y otras que hemos presenciado recientemente son protestas duras pero aisladas. Por ahora se agotan sin tener seguimiento. Pero es muy posible que vuelva a haber muestras de descontento general. De hecho parece que en algunos lugares el ciclo de luchas ya se está reactivando. Y si eso sucede, pensamos, es muy posible que se vuelvan a plantear muchas o alguna de las propuestas de lucha que hemos ido recopilando. Esas que no sólo no han alcanzado su objetivo, sino que no han dejado nada detrás. Habrá de nuevo más gente en las manifestaciones, las charlas, las confrontaciones, las huelgas, pero no habrá más organización. Revolucionaria, claro. Aunque es muy probable que al final del ciclo tampoco las organizaciones reformistas hayan crecido ni un ápice. 

Queremos dejar claro que, en todas estas experiencias, en las cuales hemos participado críticamente en la medida de nuestras posibilidades, hemos encontrado compañeras y compañeros que con tesón y honestidad se han dejado la piel y se han llevado muchas multas a casa. También hemos leído análisis de organizaciones aliadas muy certeros. Hemos visto gran capacidad de organización y autoorganización para llevar a cabo eventos de gran calibre. Hemos asistido a debates de gran profundidad, pero hemos visto que todo esto no fue suficiente. Y aquí es cuando nos surge el interrogante: ¿por qué?

Con esta pregunta no queremos hacer reproches ni acusaciones a tal o cual organización, compañera o compañero. Si algo nos caracteriza a quienes estamos aquí hoy es nuestra debilidad individual y colectiva ante lo que se nos viene. No conocemos ningún agente social que tenga una respuesta al famoso y eterno qué hacer, es decir, cómo vencer la pasividad, cómo construir una fuerza que realmente ponga en jaque al poder, cómo organizarnos para ir creciendo, no sólo cuantitativamente, sino cualitativamente. De todas las experiencias que hemos enumerado, algunas de ellas de enorme calado, de gran poder de movilización, de convocatoria, de confrontación, ninguna, repito, ninguna, ha tenido éxito. 

Por eso apelábamos durante las jornadas a la honestidad y confianza que debe girar en torno al vínculo militante para con nuestra clase. Trabajamos para nosotros en tanto y en cuanto trabajamos con nuestra clase. Y trabajamos para nuestra clase en tanto en cuanto no nos engañamos respecto de nuestros límites y buscamos soluciones ordenando y jerarquizando los problemas desde los sectores más desfavorecidos de nuestra clase, encontrando lo universal en lo particular. Incorporando todas las luchas (feminismo, ecologismo, autodeterminación, propiedad privada, propiedad estatal, etc.) pero encontrando su vinculación universal dentro de la lucha de clases. A eso nos referimos cuando hablamos de complejizar.

Con nuestra pregunta, por qué esas movilizaciones no han funcionado, qué hacemos para no repetir la historia, lo que queremos plantear es un punto de partida. Un llamamiento a la reflexión colectiva. Una oportunidad al diálogo. A la palabra. Un diálogo entre compañeras y compañeros con inquietud de complejizar desde las diferencias de cada organización, cada experiencia en un espacio con voluntad de ordenar. Nosotros, lamentablemente, no tenemos respuesta a ese porqué que plantemos. Pero tenemos la seguridad de que esas son las preguntas que tenemos que hacernos hoy y también que somos capaces de encontrar respuestas que nos permitan superar los baches en los que llevamos metidos desde hace ya demasiados años. 

En conclusión

La segunda ley de la termodinámica, dice que en cualquier sistema aislado la cantidad de entropía tiende a incrementarse con el tiempo. La entropía en termodinámica es una magnitud que sirve para calcular la probabilidad de que ocurran cambios en un sistema y para medir su grado de desorden a nivel molecular. Cuando ésta alcanza un valor máximo, el sistema encuentra su equilibrio. Pero en el equilibrio o cerca de él, no se produce nada interesante y todo es lineal. Es lejos del equilibrio cuando pueden ocurrir cosas sorprendentes porque el sistema entra en un estado inestable. 

Lejos del equilibrio, la materia se autoorganiza de forma sorprendente y pueden aparecer espontáneamente nuevas estructuras y tipos de organización. Aparece un nuevo tipo de orden: si las fluctuaciones del ambiente aumentan fuera de límite, el sistema, incapaz de disipar entropía a ese ambiente, puede a veces "escapar hacia un orden superior" emergiendo como un sistema más evolucionado, más ordenado. En estos nuevos tipos de estructuras y orden se basan la vida, los ecosistemas y las propias organizaciones y sociedades humanas.

Marx, en una carta a Engels, cuenta que se topó con la ciencia de la lógica de Hegel y que en algún momento intentaría explicar su método en unos pocos pliegos. Eso nunca sucedió. Tampoco nunca ha desarrollado su método dialéctico, pero en su obra se pueden rastrear algunos párrafos. A nosotros nos han parecido interesantes unos párrafos que aparecen en los Grundrisse muy en la línea de la ley que comentábamos de la termodinámica:

La población es una abstracción si deja de lado, p.ej., las clases sociales de que se compone. Estas clases sociales son, a su vez, una palabra huera si desconozco los elementos sobre los cuales reposan, p. ej., el trabajo asalariado, el capital, etc., estos últimos suponen el cambio, la división del trabajo, los precios, etc. El capital, no es nada sin trabajo asalariado, sin valor, sin dinero, precios, etc. Si comenzara, pues, por la población tendría una representación caótica del conjunto y, precisando cada vez más, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples: de lo concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las determinaciones más simples. Llegado a este punto, habría que reemprender el viaje de retorno, hasta dar de nuevo con la población, pero esta vez no tendría una representación caótica de un conjunto, sino una rica totalidad con múltiples determinaciones y relaciones.”[1]

Proponemos este método para buscar respuesta al interrogante. De lo concreto-complejo-desordenado a la abstracción para luego volver a los concreto-complejo pero ordenado. De vuestro interés y vuestra voluntad depende que este debate pueda darse. En Trinchera tenemos la mejor de las disposiciones para hablar con quien así lo desee. Mientras tanto seguiremos en nuestra búsqueda de respuestas.

Colectivo Trinchera

[1] Karl Marx; Grundrisse; libro primero; Pág. 21; Siglo XXI de España Editores, S. A., 1971, 2017 ISBN 978-84-323-0016-5

 

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