Nos quedan tres inviernos de Régimen del 78 para llegar a la auténtica primavera comunera

Lo que pudimos ver ayer en Cataluña fue una auténtica operación policiaco-militar de castigo sobre la población. Intentaban también, inicialmente, impedir la consulta democrática al Pueblo, pero una vez comprobado que eso era imposible por la masiva implicación de la ciudadanía, el objetivo principal pasó a ser el de la “operación castigo”.

Hay un dato muy esclarecedor de la realidad de esa operación castigo y de su planificación. Si comparamos las localidades, en sus términos generales, en las que hubo una represión mayor y las comparamos con los resultados de las últimas elecciones catalanas, comprobaremos como el voto soberanista en ellas tuvo una especial importancia. El caso de Aiguaviva en dónde gasearon a la población, es especialmente emblemático: más del 77% había votado soberanismo. Por supuesto, además, los grandes núcleos de población sufrieron brutales agresiones o “ataques de apercibimiento”, como es el caso de Hospitalet, Sabadell, Martorell o Lleida.

Esta es la única estrategia que tiene el Régimen del 78 para Cataluña o para cualquier otro movimiento, territorial o no, que se plantee realmente el cambio en el status quo jurídico-político: la policial.

Pero ciertamente con una estrategia represiva–policial no se llega muy lejos, aún en el caso de que la mayoría del entramado mediático esté al servicio de ese Régimen dictatorial.

El papel de la llamada prensa de Madrid es simplemente de escándalo. Pero en esta ocasión y además de forma unánime, la prensa internacional les ha dejado en absoluta evidencia; y eso es de principal importancia en la batalla política. Y a eso vamos.

La batalla moral y política la ha ganado el movimiento soberanista catalán, acompañado por el movimiento democrático del conjunto de Pueblos del Estado, y además, por goleada.

El pueblo catalán dio un ejemplo de firmeza democrática y cívica que le aporta más cualificación, si cabe, para constituir su República.

Frente a la brutalidad y malas maneras de las fuerzas policiales del Estado, los catalanes y catalanas, incluyendo su policía, ofrecieron la imagen de un Pueblo civilizado y firme en sus convicciones democráticas.

Si en España hubiera un bloque dirigente normal, hoy estarían abochornados, pero como lo que hay es un grupo mafioso que sólo piensa en el cómo seguir organizando la rapiña de las gentes y de los Pueblos, ni se inmutan.

La respuesta democrática y solidaridad de la Castilla Comunera fue ejemplar, con Madrid a la cabeza y una Puerta del Sol a rebosar clamando: "Lo llaman democracia y no lo es", "solidaridad con el pueblo catalán", por la República…

Muchos miles de personas que consiguieron desbordar los cordones policiales, que intentaron reventar la concentración que estaba comunicada y autorizada. Obviamente no se esperaban esa asistencia masiva. Pero en otras muchas ciudades castellanas también hubo concentraciones y manifestaciones: Segovia, Ciudad Real, Burgos, Salamanca, Cuenca, Santander, Guadalajara,... Es de destacar la de Valladolid, a la que asistieron más de 600 personas. El día anterior, sábado 30, un acto a favor de los refugiados se tuvo que suspender porque una concentración de unos cientos de fascistas la sometió a un acoso en aumento que presagiaba posibles agresiones. El domingo los fascistas, aunque convocaron de forma insistente por las redes, no se atrevieron a aparecer por la zona; sabían que las circunstancias eran otras muy distintas a las del día anterior.

Información de las movilizaciones en Castilla en apoyo al Pueblo Catalán y al derecho a decidir.

Nos quedan tres inviernos de Régimen del 78 para llegar a la auténtica primavera comunera.

Izquierda Castellana

Castilla a 2 de octubre de 2017