"No podíamos entregar a una voz autorizada como Puigdemont"

Los voceros del imperialismo español se han hartado estos días de decir que Puigdemont había dejado "tirado a su pueblo" con su "huida" a Bélgica. Decían que había "hecho el ridículo" con su rueda de prensa masiva en Bruselas y aplaudieron las pretendidamente sabias palabras del viceprimer ministro belga, Kris Peeters, asegurando que "cuando alguien llama a la independencia, debería quedarse con su pueblo".

Sin embargo cuando ayer buena parte del gobierno catalán fue encarcelado (cuyo objetivo era dar una lección de miedo al movimiento independentista por un lado, aunque también quitar de en medio a símbolos y voces representativas), apareció Puigdemont en directo para la televisión catalana, reivindicándose como presidente legítimo del gobierno de Catalunya, pidiendo la libertad inmediata para los encarcelados y advirtiendo al pueblo catalán que se prepare para un proceso represivo "largo y duro".

Cuajó entonces la estrategia del gobierno catalán. Un sector se iría a Bélgica para mantener viva la voz del independentismo de la mano de un símbolo importante como Puigdemont, y otro sector se quedaría en Catalunya haciendo frente a las represalias judiciales. Alfred Bosch, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, señaló esto hoy a la prensa, subrayando que "no podíamos entregar a una voz autorizada como Puigdemont".

Son dos caras de la misma moneda y lo sabían. No servía de nada un portavoz en Bélgica sin una justificación. La justificación estaba servida en bandeja ya días antes; el gobierno español no quería negociar, sólo quería la venganza. Y tampoco servía de nada dejarse encarcelar, como hicieron Junqueras y los consellers, sin un megáfono en el corazón de Europa que denunciara el ataque atroz del gobierno español al movimiento independentista catalán.

Por eso patalean los tertulianos del régimen español. Quieren taparles la boca a toda costa pero los rebeldes y desobedientes catalanes no se dejan. Por contra, continua la respuesta del pueblo el 8 de noviembre: huelga general.

La Haine