Boicot al estado español y sus colaboradores autonómicos
Mientras los responsables institucionales de las autonomías españolas en Euskal Herria se pegan la buena vida y estabilizan al estado español incluso mejor que las fuerzas españolas de Madrid, nos hablan de un inexistente proceso de paz y de una nueva era que nunca llegó, el estado español exporta las vías violentas aplicadas en Euskal Herria y las razzias y ya empiezan a sumarse detenciones y todo tipo de ingeniería represiva con el objetivo de forzar una “reconciliación”, o sea, unas negociaciones a la baja que encajen a Catalunya en el ilegítimo ordenamiento español guardado por los militares de la guardia civil tan queridos por el nacionalismo español fascista.
En Catalunya está ya en aplicación ascendente el estado de excepción aplicado en Euskal Herria y llegará tan lejos como esté dispuesto el pueblo trabajador catalán a llegar. La violencia estatal española siempre se desata cuando se lucha por objetivos democráticos básicos. La razón es simple. El estado español no reúne ninguna condición para que pueda ser considerado legítimo y su legalidad es criminal, pues no respeta el derecho de autodeterminación de las naciones y se ríe a la cara de la clase trabajadora. No hay ningún motivo para que un pueblo quiera permanecer en el estado español. La independencia es de sentido común. Ya son muchas décadas y siglos de insoportable imperialismo español y si bien la mayoría de las decenas de naciones que una vez estuvieron bajo sus garras hoy son independientes y ninguna se arrepiente de ello, aún quedan las últimas naciones que se independizarán con todo el derecho del mundo para cerrar el negro capítulo histórico de la estupidez españolista por controlar tierras ajenas para su mercado.
El estado español piensa que le dará resultado esa vía represiva debido a que considera que ha tenido éxito en Euskal Herria y hoy la tiene más mansa, desradicalizada y controlada que ayer. Sin embargo, si el pueblo catalán no cae en la trampa del pactismo, el pragmatismo mal entendido, las falsas negociaciones o el institucionalismo pegado a la legalidad española y avanza sin mirar atrás, puede que la violencia de estado llegue a grados extremos como los conocidos en Euskal Herria, con encarcelados, muertos y torturados de por medio, pero también tendrá una ventana de oportunidad para liberarse de las garras del régimen nacido de las cunetas y del gran charco de sangre franquista. Es el precio que ha puesto el estado español.
Mucha gente humilde ha pagado ese precio en Euskal Herria, lo cual pone a la clase política vasca en un lugar despreciable. En cualquier caso, no se le puede llamar cobardes a los responsables institucionales vascos, ya que el cobarde al menos tiene la intención de hacer algo aunque finalmente el miedo pueda con él. En nuestro caso nunca ha habido tal intención.
El 1 de Octubre es una fecha donde se juega la libertad nacional de Catalunya, y por tanto la libertad de todos los pueblos del mundo, especialmente de los que están oprimidos nacionalmente. Puede ser el inicio de una revuelta, pues solo una revuelta desobediente puede dejar atrás esta imposición. Lo cual nos lleva a un viejo paradigma, el MLNV tenía razón y la Esquerra independentista catalana la tiene ahora. Ni que decir tiene que solo el pueblo trabajador catalán puede afrontar ese reto.
Sepa el estado español que toda acción represiva realizada en los Païses Catalanes será marcada y recordada en Euskal Herria como si fuera una afrenta propia, y si bien por nuestros lares no corran muchos tiempos para la lírica, las tornas pueden cambiar. Nunca todo sigue igual.
Boicot al estado español y sus colaboradores.