Catalunya: Shock emocional y punto de inflexión

Los antidisturbios se encargarían de corregir las excesivas ansias de derechos populares. Así, envió a Catalunya a miles de policías a reventar cabezas para extender su mensaje de chulería y del "aquí mando yo, te guste o no". El domingo por la mañana las televisiones se llenaban de imagenes de gente arrastrada por el suelo, apaleada, pateada, aporreada. El pacifismo de la gente era respondido con violencia indiscriminada por parte de agentes acorazados. Muchos pensaron que no lo harían, no podrían ser tan salvajes, no podrían simplemente hostiar a la gente, tirarles del pelo y dispararles pelotas de goma a la cara al mejor estilo pinochetista. Pero lo hicieron, sin despeinarse. Catalunya y media España conmocionada ante la violencia. Media Europa también, porque las portadas de periódicos internacionales se llenaban de imágenes de antidisturbios en acción. Piqué llorando en directo. El Camp Nou jugando un partido a puerta cerrada. Gritos de ahogo en las calles.

Y después de un instante de silencio, pasó algo nuevamente inesperado. La gente sacó su coraje, ese coraje que ha forjado consignas legendarias como aquella que dice que "la historia la hacen los pueblos". La gente resistió las cargas policiales y regresó a los cientos de colegios electorales ocupados y tomó la determinación de votar. Y votaron. Vaya que sí votaron. Colas kilométricas desafiaron la calma tensa y las sirenas policiales que poco podían hacer más que dar vueltas. Porque ya habían apaleado a la gente y la gente había resistido, ¿qué era lo siguiente? Europa estaba observando lo que ocurría y los mossos d'esquadra no colaboraban. Esa noche Catalunya cantaba himnos de victoria.

Al día siguiente quien está en estado de shock es el gobierno español. Los tertulianos dan palos de ciego hablando de cosas sin sentido. Balbucean. Otros dicen lo mismo que decían días antes, sin darse cuenta que lo sucedido el domingo supone un punto de inflexión. Ya no valen los mismos argumentos, porque la historia nos enseña que cuando un movimiento político y social vive un momento de conmoción y logra superarlo, se multiplica su potencia. Ahora el movimiento independentista catalán es mucho más fuerte que la semana pasada, quizá tres veces más.

El gobierno español empieza a entenderlo lentamente y por eso se han encendido las alarmas en Moncloa. Se nota que no estamos en Colombia, porque llegados a este punto allí hace no mucho se solucionaban las cosas asesinando líderes políticos. Aunque a decir verdad en España también ocurría lo mismo no hace mucho, y así como aún quedan estructuras políticas heredadas del franquismo, como el Partido Popular, también quedan estructuras represivas sin renovar. Y mientras uno se pregunta si será posible, esta mañana de Huelga General catalana nos entran escalofrios cuando oimos a Pablo Casado (PP) insinuar que lo siguiente es el turno del ejército, y por su parte a Rafael Hernando (PP) decir que "ERC y la CUP están deseando que haya muertos en Cataluña". ¿Será una predicción?

La Haine