“La República catalana ha ganado a la monarquía del 155”.
La frase que da título a esta editorial fue pronunciada por Puigdemont, President de la Generalitat en el exilio (forzado) en Bruselas y que en buena lógica tendrá que ser ratificado como President por el Parlament elegido en las elecciones del 21-D; es una frase que resume muy acertadamente el resultado de los comicios. A esa frase, que la República Catalana ha vencido a la monarquía del 155, nosotr@s añadiríamos que “en las urnas”. Y aquí está de nuevo, desde nuestro punto de vista, la clave de la cuestión.
El Pueblo de Cataluña, a pesar de todas las innumerables y brutales presiones recibidas a lo largo de estos meses, que incluían las profecías de las “siete plagas bíblicas” sobre Cataluña si seguían adelante con el Proceso republicano-soberanista (Huída de empresas, pérdida de turismo, desinversión, aumento del paro y de la pobreza….) y las muy reales medidas represivas del Estado tales como los encarcelamientos, las expropiaciones patrimoniales, los procesamientos que irán en aumento, el exilio… El Pueblo de Cataluña, a pesar de todo ello, ha demostrado con gran valentía poner por delante sus valores democráticos. Y ha demostrado que las amenazas del Régimen monárquico español y sus mariachis mediáticos no han dado los resultados esperados. Los viejos trucos del Sistema ya no son eficaces en estos tiempos nuevos.
Decimos que esta victoria en las urnas es muy importante, pero que ahora se trata de materializarla en la realidad social e institucional catalana. Y ante ello, el Régimen del 78 y sus cómplices van a actuar de manera similar, o peor, a como lo han hecho hasta ahora.
La confrontación con el Régimen del 78 por parte del proceso republicano-soberanista catalán, si éste se propone avanzar de verdad, es absolutamente inevitable. Siempre es deseable que los procesos políticos de cambio tengan los menores daños colaterales, pero éstos, en alguna medida, son inevitables, porque los que mantienen el status quo y por tanto sus privilegios no van a permitir cambios en profundidad sin más, y mucho menos en el caso del Estado español.
Veremos cómo se articula el avance, o no, del proceso republicano-soberanista catalán. Si ese avance se produce y el Régimen del 78 responde con una intensificación de la represión, el compromiso de los sectores progresistas de nuestro Pueblo estará ahí, sin duda alguna, tal como estuvo a lo largo del pasado mes de octubre.
La victoria de Puigdemont dentro del bloque republicano-soberanista nos parece una buena noticia y una buena señal. Es increíble la simpleza política de algunos representantes de la izquierda española comentando que en Cataluña ha ganado la derecha, cosas veredes que non creeredes. Un análisis particularizado dentro del balance de las elecciones merece la derrota de Mariano Rajoy y del PP. Las tensiones en el seno del PP, controladas por el liderazgo indiscutido de Rajoy se empezarán a expresar con un fuerte dramatismo. Rajoy ha perdido la condición de líder indiscutido; y ya sabemos como se las gastan en el PP una vez abierta la caja de los truenos. Parece bastante evidente que estamos ante un nuevo cambio de la representación política de la derecha española.
El cambio en la representación política de la derecha española no es cosa nueva; a lo largo de la Transición ha ocurrido en diversas ocasiones. El primer caso fue la liquidación de UCD y la opción por AP; posteriormente el paso de AP al PP; y ahora parece que estamos en la antesala del PP por Ciudadanos. La mano del aznarismo, de la FAES, están sin ningún género de dudas detrás de esta maniobra. Ciudadanos, no nos engañemos, es una derecha españolista sin el menor complejo. Su encumbramiento cómo organizacion referencial de la derecha española llevará consigo un intento de mayor involución política del Régimen del 78, cosa que por supuesto no tendrán nada fácil.
No estamos sólo ante un cambio nominal; a través de Ciudadanos volveremos al aznarismo en estado puro, pero sin el lastre de su anterior etapa. El PP empieza a estar en liquidación, pero ésta no va a ser tan sencilla como fue la de UCD. Hay territorios en los que ese proceso va a ser especialmente complicado: Galicia; Euskal Herria… en cualquier caso, estamos en un nuevo escenario con grandes complicaciones para la reproducción del Régimen del 78. Cada día está mas claro que no hay más alternativa que la republicana.
Izquierda Castellana