Nueva escalada represiva en Valencia
Ya habían sido varios los avisos e intentonas de desalojo que pretendían vaciar de contenido social los muros de los antiguos Cines Caro que desde hace ya un año funcionaba como un detonador de ideas, sentimientos y luchas. Al principio de verano, la policía local (que ya habían realizado diversos sabotajes contra la casa) acompañados por un funcionario del juzgado candaron la puerta, a lo que se respondió con una nueva recuperación del espacio. El segundo intento, muy similar al primero, se produjo hace unas semanas.
En el último fin de semana de este espacio liberado pudimos disfrutar de las jornadas por la celebración de su primer año mientras desde el despacho de algún dispensador de justicia ya se había planeado el desalojo. El martes 8 por la mañana era el día elegido para intentar poner fin a las ilusiones de toda la gente que ha utilizado la Discordia como un instrumento de denuncia y cambio social. Mientras unas 15 furgonetas de la policía nacional tomaron el barrio, se afanaban en destrozar el interior de la casa para después tapiarla. Decidieron no intentar más persuadir a las personas del Centro Social para que desaparecieran sin hacer ningún ruido, optaron por el camino de la fuerza para evitar cualquier conato de respuesta, rabia o indignación.
Pocos días antes del desalojo se produjo un nuevo golpe represivo para el movimiento anti-autoritario valenciano cuando eran detenidos por la Brigada de Información de la Policía Nacional dos compañerxs acusados de ejercer la Solidaridad.
Así es, la democracia del ladrillo y el desarrollismo a través de su brazo armado y legal, eligió una vez más dos cabezas de turco para avisarnos de que la solidaridad no está permitida en una sociedad donde debe primar el egoísmo y la competitividad. En este caso se trata de la campaña por la libertad de Sergio L.D., un represaliado por la última cumbre en Barcelona, y lxs compañerxs detenidxs son acusadxs de sellar con silicona 13 sucursales de Bancaja (una de los miembros de la acusación contra Sergio).
Seguimos asistiendo a un proceso continuo de criminalización y represión mediática contra las personas que articulan coletazos de rebeldía. Hoy como ayer, nos siguen poniendo rabo y cuernos ante lxs que, consciente o inconscientemente, asumen la versión oficial como dogma de fe inmutable. Además, siguen encerrando a nuestrxs compañerxs y amigxs en sus cárceles mientras esperan que nos demos cuenta de hasta dónde puede llegar su garra represiva y nos "portemos bien".
Ya son demasiados años los que llevamos molestando sus operaciones especulativas en la huerta o el Cabanyal, denunciando la situación de sus centros de exterminio o cuestionando la propiedad privada mediante la ocupación. El 2007 se acerca y la Copa América necesita una ciudad limpia de pobres, disidentes o indígenas de la huerta que se resistan a la conversión de Valencia en un entorno deshumanizado de (aun más) hormigón y contaminación.
Ver el comunicado del CSO la Discòrdia tras el desalojo