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Nacionales PP.Catalans :: 30/03/2009

Sobre la congelación de sueldo en SEAT

Diego Rejón
No pueden tener quejas los empresarios y altos directivos. Esto marcha viento en popa para sus intereses.

No solamente son los grandes gerifaltes de la Banca, o de la política, o de cualquiera de otros de los muchos estamentos de la sociedad laboral los que han decidido, a lo peor acojonados por las invectivas que se han alzado en su contra, los que se han rebajado los sueldos o renunciados a los blindajes o­nerosos.

También lo están haciendo, hay que pasmarse, los trabajadores, los componentes de los últimos eslabones del mercado laboral.

En la Seat de la ciudad condal, los asalariados, o sea los que reciben la soldada más ínfima de cuanto se distribuyen en la empresa automovilística han decidido congelarse el sueldo durante dos años. De motu proprio, oiga.

Sin más presiones que las que pueda ejercer sobre si mismo el fantasma del paro planeando por sus cabezas. O congelación del jornal o los despidos a manta, eso se dice.

De las reivindicaciones de mejoras salariales, un derecho que se exigía casi siempre por la vía de la algarada, cuando, como suele ocurrir, la patronal no soltaba prenda (ni los cuartos) y mantenía impertérrita sus posiciones, hemos pasado a doblegarnos, genuflexos, a aceptar los que nos dan y en silencio, sin levantar la voz por lo que pueda ocurrir.

Estamos ante otras de las desastrosas consecuencias de la crisis que nos golpea sin parar. Y es muy de temer que esta determinación de los operarios barceloneses se copie en otras empresas del país, que todos estamos con la mosca detrás de la oreja y nos aferramos al puesto del trabajo como quien lo hace en un clavo ardiendo. Ya casi nadie acude a las bajas médicas, que hasta ahora han sido un recurso fácil para holgar un día que no corresponde. De pronto, nos volvemos dóciles, complacientes y honrados.

No pueden tener quejas los empresarios y altos directivos. Esto marcha viento en popa para sus intereses. Pero que no se hagan muchas ilusiones. Si el jornal no se altera y el poder adquisitivo merma no habrá consumo. Y entonces, lo que puede que se congele será la sonrisa de satisfacción de los patronos ante el estancamiento de sus productos. ¡Si Carlos Marx levantara la cabeza!

Ideal de Granada

 

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