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País Valencià :: 30/07/2015

"El camino marcado por el municipalismo debería ser el camino a seguir"

Diego Farpón
Entrevista con Xavi del Señor, cabeza de lista de Castelló en Moviment :: Confluir es ir todas en igualdad de condiciones, sin cuotas ni cupos ni nombres

Castelló nunca ha sido un territorio fácil para la izquierda transformadora: desde 1991 el Partido Popular ha contado con mayoría absoluta, y la izquierda se ha encontrado sin representación en 2007 y con un solo concejal en 2011 por EUPV. Esta tendencia la rompió Castelló en Moviment en las elecciones del pasado 24 de mayo, logrando cuatro representantes y un 13% de los votos. Mientras, el Partido Popular, por su parte, pasaba de quince a ocho concejales. Se ponía fin, así, a 24 años de gobierno del PP.

Xavi del Señor encabezó la candidatura de Castelló en Moviment, que, con su apoyo pero sin formar parte del gobierno, permitió que el Partido Popular perdiese la alcaldía y que gobiernen PSOE y Compromís, con seis y cuatro concejales respectivamente.

Hoy entrevistamos a Xavi del Señor para valorar la nueva situación en Castelló y en el País Valencià, donde también ha caído, tras veinte años, el Partido Popular, así como para conocer su visión de la unidad popular a nivel estatal.

-¿Cómo fue el proceso de gestación de Castelló en Moviment?

A principios del año 2014, y muy especialmente tras las el éxito alcanzado por la Marchas del 22M, los movimientos sociales de Castelló, como del resto del País Valenciano y de todo el estado, vivían momentos de gran actividad y enorme expectación. Las políticas ultraliberales del PP, demasiadas veces acogidas con satisfacción por el PSOE, encontraron una contestación contundente en las mareas ciudadanas. Estas mareas fueron un ejemplo de que la gente, organizada puede ir, en primer lugar, defendiéndose del enemigo común y en segundo lugar obteniendo pequeñas victorias en esta guerra de clases en la que estamos inmersos, como reconoció el propio Warren Buffett cuando afirmó que “hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos”.

Tras la inyección de moral y energía que supusieron las Marchas de la Dignidad, con las elecciones europeas a un par de meses vista y, especialmente, a un año de las elecciones municipales y autonómicas de 2015, los movimientos sociales, políticos y las diferentes plataforma ciudadanas de Castelló, al igual que ocurría en otras muchas ciudades, empezaron a debatir la necesidad de crear un frente común que posibilitara un cambio político real. Un frente capaz de aglutinar a todas aquellas organizaciones sociales y políticas y personas que durante años habían coincidido en la calle luchando contra las políticas de los recortes, de los desahucios, de la pérdida de derechos y libertades, de la corrupción y el caciquismo.

En Castelló este debate desembocó en la propuesta de la PAH y de la coordinadora de las Marchas de la Dignidad 22M de celebrar una primera asamblea ciudadana para valorar la posibilidad de crear una opción política de confluencia capaz de desalojar al PP del ayuntamiento, donde llevaban gobernando 24 años, de manera que ya en octubre de 2014 se convocó esta primera asamblea, muy exitosa en cuanto a participación, pero todavía muy caótica en cuanto a su funcionamiento. Fueron necesarias muchas asambleas y muchas comisiones de trabajo antes de conformar una propuesta sólida capaz de ilusionar a la gente. Por el camino hubo bajas muy significativas, como las de Compromís y EUPV, aunque al final del proceso fuimos capaces de organizar una alternativa sólida como es Castelló en Moviment y presentarnos a las elecciones con unos resultados, creemos, excelentes.

-¿Cuál es vuestra estructura, cómo se organiza Castelló en Moviment?

Castelló en Moviment es un movimiento asambleario donde todas las decisiones se toman de forma colectiva. Desde que decidimos presentarnos a las elecciones bajo la fórmula de agrupación de electores, hemos tenido dos formas de funcionar o dos estructuras diferentes. Una previa a las elecciones, donde todos nuestros esfuerzos se centraron en el objetivo principal de obtener el mejor resultado electoral posible y otra, la actual, en la que tratamos de consolidar nuestro proyecto político a la vez que damos respuesta a los problemas diarios que surgen en el ayuntamiento, que no son pocos.

Durante la campaña hubo que elaborar mucha documentación (manifiesto, código ético, programa, etc.), a la vez que hubo que dar visibilidad al proyecto a través de la red y los medios convencionales. Se constituyeron grupos de trabajo gracias a cuyo esfuerzo, basado en la confianza absoluta entre los diferentes grupos, fue posible elaborar toda la documentación y disponer de potentes herramientas informáticas propias capaces de gestionar con éxito la recogida de firmas primero y la campaña después.

Pasadas las elecciones y con cuatro concejalas en el ayuntamiento y una diputada provincial, la asamblea sigue siendo el órgano decisorio. Además hemos constituido comisiones interconectadas a través de una comisión de coordinación. Son comisiones abiertas a la asamblea donde quien quiera puede participar. Las comisiones permiten nutrir al grupo municipal de propuestas y dar la orientación política de sus actuaciones, pero también marcar la linea política de Castelló en Moviment más allá de los asuntos municipales. Debemos evitar caer en el error de cerrarnos únicamente a la labor municipal. Las dinámicas de la administración y su burocracia no pueden hacernos perder el norte, que no es otro que el de la transformación social. Para eso debemos seguir siendo un instrumento de la calle y en la calle debemos seguir.

Además mantenemos contacto con otras propuestas municipalistas en todo el estado para ir tejiendo una red de colaborativa que permita consolidar este movimiento municipalista que tanto recorrido tiene. Tenemos mucho que aprender, pero el trabajo previo a las elecciones nos enseñó el camino.

-Nunca la izquierda había obtenido unos resultados tan positivos en Castelló: ¿esperabais el resultado? ¿A qué consideráis que se debe?

Esperábamos un buen resultado, no sé si cuatro o tres o cinco concejalas, pero en cualquier caso sabíamos que iba a ser bueno. No tanto por las encuestas previas (que ya nos daban esos cuatro) sino por las sensaciones que sacamos durante la campaña. Hicimos una campaña excelente, sin apenas recursos económicos, pero con un trabajo titánico que implicó a unas 40 personas cada día. Además, el esfuerzo previo de reunir 4.000 avales en las calles de la ciudad nos permitió un contacto directo con la gente que luego se demostró importantísimo. Estuvimos en cada barrio mañana y tarde, en sitios donde nunca ninguna otra candidatura había estado. La gente se acercaba a firmar, a animarnos, a decir que no los decepcionáramos. Se respiraba ganas de algo diferente y ese algo era CSeM. Ya entonces intuimos que íbamos bien.

En lo que teníamos más dudas era en la posibilidad de desalojar al PP de la alcaldía, porque Ciudadanos era una incógnita y de ellos podía depender el gobierno municipal. Finalmente el cambio fue posible, aunque no en un sentido amplio puesto que la alcaldesa es del PSOE, que comparte gobierno con Compromís. Ante esta situación, CSeM prefirió quedarse fuera del gobierno, facilitar la entrada del PSOE y Compromís y hacer una oposición crítica pero constructiva con propuestas concretas y desarrolladas.

Respecto a la segunda pregunta, creo que parte del éxito de CSeM se debe a la necesidad de aire fresco para sobreponerse al “caloret” chabacano del PP. Castelló olía demasiado a podrido y CSeM representa ese aire fresco. Pero por otro lado hay que tener en cuenta que nos arrastra esa corriente general que ha impulsado el crecimiento de las candidaturas de unidad popular municipalistas que tanta ilusión han despertado en buena parte del electorado y que tanto éxito han tenido en todo el estado. Creo que este movimiento municipalista nos ha enseñado cual es el camino a seguir.

-¿Cuáles son vuestras prioridades para Castelló?

Castelló en Moviment, antes de dar su voto al PSOE para que gobernara, estuvo dos semanas negociando un pacto de gobernabilidad que incluía un programa a desarrollar durante la legislatura. Aquí estaban reflejadas nuestras prioridades, que no son otras que las que dicta el sentido común en una situación de emergencia como la que vivimos. Si tenemos en cuenta que el País Valenciano y, por tanto, también en Castelló es una de las zonas europeas con mayor exclusión social, comparable a la frontera este de la U.E., lo más urgente es atender esta emergencia.
Como ejemplo, en las cuatro semanas que llevamos en el ayuntamiento hemos elaborado un plan antidesahucios y un protocolo para conseguir que nadie se quede sin vivienda . Un plan intercomarcal que hemos ofrecido no sólo al equipo de gobierno de la ciudad, sino a todos los ayuntamientos de las comarcas próximas. Hemos trabajado por ampliar las plazas de comedor para que niños y niñas de familias con dificultades puedan disponer de una alimentación adecuada durante las vacaciones de verano. Además, nos hemos marcado otras prioridades.

Por ejemplo realizar una auditoría ciudadana no sólo de las cuentas municipales, sino de los contratos firmados en las pasadas legislaturas. Hay que ver en qué se gastó el dinero público y porqué. Hay que ver la conveniencia o no de determinadas decisiones y quienes fueron los responsables. La deuda de Castelló alcanza los 115 millones de euros (sobre un presupuesto de 160 millones anuales). Esta deuda es consecuencia no de políticas sociales, sino del despilfarro, de proyectos ruinosos, de viajes difícilmente justificables a gastos pagados. Otra prioridad es elaborar un plan estratégico de participación ciudadana, de crear una red que conecte los barrios y que toda la ciudadanía se sienta partícipe de las cosas que pasan en la ciudad. Los 24 años de PP han destruido el tejido asociativo de la ciudad y lo poco que queda está controlado por el PP. Hay que revitalizar este tejido. Sólo con una sociedad organizada y crítica que participe de las decisiones municipales se podrá conseguir un cambio profundo que haga que realmente la ciudad sea, como nosotros proponemos, una ciudad cuidadora.

-Habéis apoyado a PSOE y Compromís pero os habéis quedado fuera del gobierno: ¿qué os ha llevado a tomar esta decisión?

Es cierto que no fue una decisión fácil. Sobre la mesa estuvo la posibilidad de entrar a gobernar en un tripartito, pero las diferencias que tenemos, sobre todo con el PSOE, lo hacían muy difícil. Finalmente se desestimó esa posibilidad y se decidió facilitar un gobierno PSOE-Compromís por una cuestión sencilla: Castelló no podía seguir estando gobernada ni un minuto más por el PP. Eran 24 años de rodillo y corrupción del todo insoportables. Sabemos del riesgo de tener una alcaldesa del PSOE, no olvidamos quiénes son y algunas de sus decisiones recientes son auténticas bombas contra los derechos de la clase trabajadora, pero en estas circunstancias es un mal menor para la ciudad de Castelló. De no haber sido así, hubiese gobernado la lista más votada, que era el PP y ese escenario era impensable. En cualquier caso, negociamos un programa conjunto que hay que cumplir y nos dotamos de mecanismos de control para que así sea. En caso contrario adoptaremos nuestras medidas. Por otro lado hay que tener en cuenta que el PSOE tiene seis concejales, dos más que nosotras y que Compromís.

-Tú eras militante de Izquierda Unida: mientras, por ejemplo, en Alicante EUPV ha formado y forma parte de Guanyar Alacant, la candidatura municipal de unidad, allí habéis abandonado EUPV, ¿por qué?

Quien ha abandonado la candidatura municipal de unidad abandonando así las directrices federales lanzadas por Garzón como responsable del proceso de convergencia, es EUPV-Castelló. Los que decidimos continuar en Castelló en Moviment, en realidad, seguíamos dentro de lo propuesto por EUPV/IU. EUPV desde el principio se mostró activa y participativa en el proceso constituyente de Castelló en Moviment (donde, por cierto, también estaba Compromís). Las directrices de la organización, tanto a nivel federal como de País, eran claras. Se apostaba por la confluencia.
Y a esa confluencia nos lanzamos un buen puñado de compañeras y compañeros en nombre de EUPV en el caso de Castelló. Lo hicimos sin apriorismos, sin condicionantes, que es como entendíamos que se debía hacer. Además esto encajaba perfectamente dentro de las directrices de la organización.

Nosotras entendíamos que confluir no es capitalizar, que confluir es ir todas en igualdad de condiciones, sin cuotas ni cupos ni nombres que obligatoriamente deban figurar en una lista en puestos de salida. Eso desvirtúa el proyecto y desacredita la propuesta. Una parte de mis compañeras de organización entendió que EUPV/IU había marcado unas líneas rojas y que CSeM las había atravesado al decidir por votación asamblearia concurrir a las elecciones como agrupación de electores y no como coalición y celebrar primarias abiertas con una lista abierta donde todas las candidatas partían en igualdad de condiciones. Fue entonces cuando EUPV decidió salir de Castelló en Moviment. Algunas compañeras de EUPV decidimos continuar trabajando en aquel proyecto en el cual creíamos y que además, programáticamente coincidía al 99% con el programa de EUPV. Eso nos obligó a salir de EUPV, aunque en honor a la verdad habría que decir que fue EUPV/IU quien nos abandonó a nosotras, pues primero nos lanzó a trabajar por la confluencia para después dejarnos con el culo al aire. La confluencia supone un esfuerzo de generosidad y ese esfuerzo EUPV no lo hizo.

-EUPV, por su parte, se ha vuelto a quedar fuera del Ayuntamiento de Castelló: ¿los resultados obtenidos muestran que hicisteis lo adecuado?

Creo que hicimos lo que teníamos que hacer porque creíamos en ello. Podríamos haber fracasado electoralmente, pero no fue así, lo que demuestra que la lectura del momento político que se hizo desde las candidaturas municipalistas fue acertada. En Castelló apostamos por la confluencia desde la generosidad, que no es fácil en una asamblea donde conviven sensibilidades muy diferentes y diferentes proyectos políticos. Pero hemos sido capaces de entender el ámbito en el que nos movemos, con una clara apuesta municipalista, hemos identificado los problemas y los objetivos. Y tuvimos claro que para ser creíbles, nuestras candidatas lo debían de ser a través de una primarias abiertas sin cuotas ni cupos. Ni la confluencia ni las primarias fueron apuestas de EUPV en Castelló. No sé si esto tuvo que ver con los resultados electorales, pero es un dato objetivo que CSeM ha obtenido unos resultados excelentes.

-¿Qué valoración hacéis de las primeras semanas del nuevo gobierno en Castelló?

No vamos a restarle valor a las primeras decisiones adoptadas por el gobierno municipal, aunque viniendo de donde veníamos, cualquier pequeño detalle suena a buen jazz. Lo cierto es que en las primeras semanas se han aumentado las plazas de comedor en verano para menores con dificultades, se han desviado algunas partidas presupuestarias para atender necesidades en servicios sociales y se han hecho gestos que nunca antes habíamos vivido en esta ciudad. Por ejemplo, se colgó una bandera arcoíris del balcón del ayuntamiento para mostrar el apoyo de Castelló a las reivindicaciones del movimiento LGTBI. También el 18 de julio se hizo un pequeño gesto que esperamos sea el comienzo de saldar una gran deuda: la reparación de las víctimas del franquismo. Se invitó a las compañeras del Grup de la Recerca de la Memòria Històrica a visitar uno de los refugios de guerra que hay en Castelló como homenaje a las víctimas del franquismo.

Creo que vamos por el buen camino aunque hay que hacer algún que otro reproche. Muchas de estas propuestas, incluso en el caso de proyectos ya desarrollados por parte de CSeM, son lanzados a los medios por parte del equipo de gobierno en lo que entendemos forma parte de su estrategia propagandística de cara a las próximas elecciones generales. Nosotras entendemos que se deben hacer las cosas de otra manera y no reaccionar por electoralismo. En CSeM reconocemos que nos queda mucho por aprender, casi tanto como otros necesitan desaprender. No se trata de vender humo sino de encender chispas.

-Ahora formáis parte de un colectivo municipal, pero durante la campaña autonómica apoyasteis a Podemos: ¿es ese vuestro referente a nivel de País Valencià y estatal?

Dentro de de Castelló en Moviment cohabitan diferentes sensibilidades políticas. No está conformado por organizaciones, sino por personas, algunas de las cuales militan a su vez en diferentes organizaciones políticas o sociales, entre ellas Podemos. Durante la campaña podríamos decir que hubo una especie de simbiosis Podemos/CSeM. Su gente dentro de CSeM trabajó duro por el proyecto y Podemos nos cedió un espacio en su mitin central de Castelló que nos dio mucha visibilidad. Por nuestra parte CSeM estuvo en cada rincón de la ciudad, lo que hizo que el mensaje de Podemos llegara también a esos lugares. No obstante esto, Podemos no es el referente de CSeM, puesto que, como he dicho, hay muchas sensibilidades. Podemos quizá sea quien más militantes tenga dentro de CSeM pero una parte de nuestra militancia también se ve reflejada en las CUP de Catalunya, por ejemplo. En cualquier caso nuestros referentes son los movimientos municipalistas de Barcelona en Comú, Ahora Madrid o las Mareas Atlánticas. Creemos que ese es el camino.

-A nivel de País Valencià, ¿qué valoración hacéis de la nueva situación política?

En estos momentos, como apuesta municipalista nacida por y para Castelló, nuestros esfuerzos se centran en dar respuestas a nivel local. Tenemos pendiente el debate de un análisis político a nivel tanto de País Valencià como estatal. En cualquier caso, seguimos celebrando el cambio de rumbo que ha tomado la política valenciana, aunque de forma parcial.

Es cierto que ya no está el PP gobernando en los grandes ayuntamientos ni en la Generalitat y esto supone una ruptura política con el último cuarto de siglo, pero también es cierto que quienes gobiernan son en la mayoría de los casos parte del problema que nos ha llevado a la situación de emergencia social que vivimos actualmente. No olvidamos lo que ha hecho y sigue haciendo el PSOE en detrimento de los derechos sociales, laborales o ambientales. Ahí están por ejemplo sus decisiones al votar a favor del TTIP en Europa junto a la derecha europea. Por otro lado hay que tener en cuenta el amor que algunos le profesan al sillón institucional. Un caso paradigmático es el del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que lleva más de cinco lustros siendo cargo público. Creemos que esto se debe corregir para eliminar el concepto de “clase política”.

Quienes en algún momento hemos dado el paso de dedicar un tiempo de nuestras vidas a la política institucional deberíamos tener claro que esto es realmente un servicio público con fecha de finalización. De lo contrario la política se convierte en una forma de vida y lo que es peor, se acaba viendo al enemigo como un compañero de trabajo. Vuelvo a la frase de Warren Buffett. Ellos lo tienen muy claro y en esta guerra parte de las batallas se desarrollan en los despachos institucionales. Quienes hoy te saludan amablemente por los pasillos del ayuntamiento y con el dinero público hacen que te sientas importante porque te asignan el teléfono más caro del mercado para que juegues con él, son los mismos que mañana cambian la constitución y votan a favor del TTIP.

No obstante esto, la situación en el País Valenciano es ilusionante. Conozco personalmente a algunos de los nuevos consellers y los conozco porque hemos coincidido en bastantes reivindicaciones, manifestaciones, en la pelea en la calle. Han pisado la calle y conocen los problemas reales de primera mano. Más allá de las diferencias políticas que pueda tener con ellos, creo que tienen la sensibilidad y los conocimientos suficientes como para ir cambiando las cosas. No lo tienen fácil. Lo que hay tras 24 años de desgobierno popular es un erial. No es fácil pero es posible.

-Pablo Iglesias parece haber aprendido lo peor de Izquierda Unida y EUPV: la unidad parece que es Podemos y que quien la quiera debe someterse a su organización: ¿compartís su planteamiento?

Como organización, CSeM no tiene una posición al respecto de lo que está pasando en torno a los procesos de convergencia de cara a las generales. Apenas hemos empezado a debatir esta cuestión y sin duda va a ser un debate difícil pero enriquecedor. En lo que creo que sí estamos todas de acuerdo en Castelló en Moviment es que el camino marcado por el reforzado municipalismo tras el éxito en las pasadas elecciones municipales debería ser el camino a seguir. Particularmente pienso que los procesos de convergencia sólo son posibles desde la generosidad y la confianza, con unos objetivos claros, con un programa común, con mucho debate sin líneas rojas y con liderazgos compartidos. Con todo, creo que lo más importante es creer en la unidad popular no sólo como estrategia electoral sino como herramienta de transformación. Si alguien cree que el camino es otro, basado en un liderazgo fuerte entorno a unas siglas y unas pocas personas perfecto, que lo defienda. Creo que los objetivos son comunes.

Hay que ponerse de acuerdo en la estrategia, pero para discutirla es necesario que nadie llegue con una hoja de ruta cerrada. Hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad pues nos jugamos mucho. En las municipales y autonómicas dimos un paso importante, espero que no lancemos por la borda el trabajo de tantos meses y con ello las esperanzas de buena parte de la mayoría social.

-Os fuisteis de EUPV para construir un espacio de unidad popular: ¿para las próximas elecciones generales trabajaréis para que haya candidatura unitaria?

Aún queda mucho camino por recorrer antes de ver cómo se configura el mapa político para las generales. No parece que vaya a ser fácil alcanzar una candidatura de unidad popular debido a los recelos de unos y otros. Sin duda que nosotras, desde CSeMV apostamos por esa vía, no queda otra y aún así, una hipotética unidad de todas las izquierdas con todas las de abajo, llamémosle como queramos, no asegura que seamos capaces de derrotar al bipartidismo. Pero hay que intentarlo, no hay más opciones. El momento es ahora y estamos jugando con fuego. El deseo es que esa unidad sea posible.

-Hace unos días Marga Sanz llamaba a la unidad popular: tras la crisis de Castelló y la falta de perspectiva política, y la falta de unidad en Valencia, ¿puede una organización cambiar su línea política sin que haya un relevo y un análisis político de lo ocurrido? ¿Las mismas personas que evitaron candidaturas de unidad popular pueden hoy llamar a ellas?

Veo con preocupación que la organización en la que he militado y a la cual me siguen uniendo vínculos ideológicos sea capaz de cambiar sus prácticas y su discurso en cuestión de días sin el necesario debate. Esto da la sensación de que se trabaja de forma improvisada. EUPV/IU elaboró unos documentos muy buenos que podían hacer presagiar que íbamos por buen camino. Se apostaba por la convergencia claramente, pero a la hora de llevarlo a la práctica hubo demasiadas trabas. Converger es algo más que decir que aquellos que estén por la transformación social se acerquen a mi sede.

No se hizo una lectura acertada del momento político y se apostó por seguir con lo que para la organización fue una estrategia de éxito que nos llevó a conseguir 6 eurodiputadas. Creo que fue un error. Y en ese error cayó EUPV que, como he dicho, nos dejó de lado a aquellas que apostábamos por una confluencia clara. Entiendo que en esto de la política hay que asumir responsabilidades y los malos resultados electorales de EUPV no han tenido como consecuencia la asunción de estas responsabilidades. No me parece mal que quienes en su momento negaron la posibilidad de un proyecto convergente donde las siglas fuesen lo de menos, aferrándose a sus señas identitarias, crean ahora que el camino es justo aquel que antes desestimaron. De los errores se aprende. Lo que también creo es que esas personas no son las más adecuadas para estar al frente de esa confluencia de cara a las generales. El proceso perdería toda la credibilidad.

-EUPV tiene pendiente su refundación: sin que esta se produzca, ¿es posible que Castelló en Moviment trabaje conjuntamente con EUPV?

Lo que EUPV haga o deje de hacer a partir de ahora lo deberán decidir sus militantes.
Castelló en Moviment nace a favor de una forma de hacer política radicalmente diferente a lo que hasta ahora estábamos acostumbradas en Castelló. Y al hablar de radicalidad me refiero a las raíces. Es algo nuevo, una agrupación de electores absolutamente horizontal, lo que nos trae algún que otro quebradero de cabeza a la hora de tomar algunas decisiones en el día a día municipal. Cualquiera que esté dispuesta a trabajar en esta línea es bienvenida. Trabajamos por y para Castelló y pretendemos desde el municipalismo cambiar las dinámicas clientelares para entregarle la ciudad a la ciudadanía. De hecho algunas compañeras de EUPV siguen aportando ideas y trabajo a CSeM. Espero que pronto todas comprendamos que no somos rivales, que el enemigo es otro. En esta lucha todas no somos suficientes, siempre necesitaremos más y hay que seguir sumando.

-Podemos, Izquierda Unida… más que unidad popular parece que se trata de sopas de siglas o, en el mejor de los casos, de unidades electorales: a vuestro juicio y con vuestra experiencia, ¿cómo se debería construir la unidad popular a nivel estatal?

No creo que estemos en condiciones de dar lecciones a nadie, por muy bien que nos haya ido hasta ahora. Hay que tener en cuenta los diferentes contextos. Lo que es útil para una ciudad, no sirve para otra. Esto, trasladado a un plano estatal aún complica más las cosas. Pero en cualquier caso, la experiencia que estamos teniendo nos dice que hay que analizar el punto de partida y contar en primer lugar con toda la gente organizada para a partir de ahí ir sumando y esto sólo es posible con una propuesta clara, atractiva, con objetivos definidos y donde la gente pueda sentirse partícipe y protagonista, cada cual al nivel que quiera o pueda. Lo que no creo que sirva es decir “tu confía en mí y déjame hacer”, porque eso acaba creando desafección. En lo básico creo debería ser así a todos los niveles.

Es cierto que vivimos un momento excepcional donde un cambio transformador se nos antoja posible. Y tenemos la urgencia de lograrlo, de ahí la consigna “si no ahora, cuando”. Esa urgencia hace que se trabaje contrarreloj, sin tiempo de tejer una candidatura de unidad popular cocinada a fuego lento, sólida. Creo que ese es uno de los problemas que hace que las diferentes estrategias no acaben de encontrarse. ¿De verdad el problema para que una propuesta realmente transformadora asalte las instituciones es el nombre que esa propuesta tenga?. Eso me entristece. Da igual cómo se llame, lo que importa es que todos los actores crean en el proyecto.
Confianza, solidaridad, participación y objetivos claros. Y como he dicho antes, mucho debate honesto. El camino no es fácil, pero es, además de posible, absolutamente necesario.

-Cuando sólo quedan unos meses para las elecciones generales, la unidad parece una necesidad de las antiguas organizaciones de la izquierda para sobrevivir: ¿pensáis que da tiempo de construir un proyecto para ganar?

Las organizaciones deberían ser meras herramientas para alcanzar unos objetivos y no un fin en sí mismas, así que veo más esa unidad como lo que debe ser, una necesidad para acabar con la dictadura de los mercados que sufrimos la clase trabajadora. Necesitamos recuperar derechos que creíamos ganados para siempre y conseguir otros que jamás tuvimos y que hoy suenan a ciencia ficción. La urgencia es recuperar el derecho a decidir nuestro futuro. Si las organizaciones sobreviven o no es secundario si al final de la carrera conseguimos desalojar del gobierno las políticas totalitarias que aplica el poder financiero a través de esa ficción de gobiernos que votamos cada cuatro años. Queda poco tiempo pero tenemos la obligación de que sea el suficiente. Llevamos meses, cuando no años, trabajando porque algo así sea posible. El proyecto ganador, como decía la canción, está en el aire, ya está construido y las elecciones municipales así lo han demostrado, no hay que construirlo, sólo hay que vestirlo y ponerle nombre. Y espero que no se nos escape este tren. Nadie nos lo perdonaría, ni siquiera nosotras mismas.

 

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